CONFLICTO EN EL TRANSPORTE DE VIAJEROS POR CARRETERA

'He perdido la mitad de mi sueldo por la huelga' dice una usuaria

El paro de autobuses causa perjuicios económicos a muchos vecinos

La huelga del transporte de viajeros por carretera no sólo está haciendo perder miles de euros a las empresas del sector. Los más afectados son ciudadanos anónimos, en muchos casos los más humildes, que, sobre todo cuando carecen de un medio alternativo al autobús, se ven obligados a gastar parte de sus ingresos en taxis que los lleven al trabajo, o directamente a renunciar a acudir a él, dejando así de ganar hasta la mitad de su sueldo. Danuta, Selene o Martín son algunos de estos usuarios. 'Es una salvajada que los conductores no cumplan los servicios mínimos. Los más perjudicados somos gent...

Suscríbete para seguir leyendo

Lee sin límites

La huelga del transporte de viajeros por carretera no sólo está haciendo perder miles de euros a las empresas del sector. Los más afectados son ciudadanos anónimos, en muchos casos los más humildes, que, sobre todo cuando carecen de un medio alternativo al autobús, se ven obligados a gastar parte de sus ingresos en taxis que los lleven al trabajo, o directamente a renunciar a acudir a él, dejando así de ganar hasta la mitad de su sueldo. Danuta, Selene o Martín son algunos de estos usuarios. 'Es una salvajada que los conductores no cumplan los servicios mínimos. Los más perjudicados somos gente como ellos', dice la polaca Danuta.

Día que Selene Camino no trabaja, día que no cobra. Es lo que le ha pasado durante las seis jornadas de huelga: no ha podido ir a trabajar. Para esta ecuatoriana de 33 años, que vive en San Agustín de Guadalix y trabaja como empleada del hogar en Madrid, el de ayer fue el sexto día en menos de un mes que se queda en tierra, sin posibilidad de ir a trabajar. 'No sé qué hacer. Mi marido y yo estamos desesperados', explica.

Para llegar a su destino en otro medio de transporte que no sea el autobús, Selene tiene que ir hasta Alcobendas. Pero cobra 18 euros al día, y el taxi hasta esa localidad, donde cogería un tren para Madrid, le cuesta 24 euros a la ida y otros 24 a la vuelta. Su marido también está empleado en la capital, en una empresa de electricidad situada en Carabanchel.

'Antes teníamos todo calculado para llegar a las cuatro de la tarde a recoger a mi hijo de la guardería. Ahora todo es un desastre. Nunca sé si me va a dar tiempo a llegar para recogerlo', cuenta. La única solución para Selene y su marido sería ir en coche con vecinos o conocidos, como han hecho muchos viajeros que están en su misma situación desde que comenzó la huelga. Pero esa posibilidad no existe para ella. Sólo llevan mes y medio en San Agustín y no tienen a nadie con quien contar. Cada vez que se convoca un nuevo día de huelga, Selene Camino repite una frase trágica: 'Si hoy no trabajo, no como'.

En la misma situación está Danuta, una ciudadana polaca que lleva ya cuatro años en España como empleada de hogar. Hasta ahora reunía 500 euros al mes, que cobraba por día trabajado, limpiando casas de urbanizaciones de San Sebastián de los Reyes, Tres Cantos y Boadilla del Monte. Pero desde que comenzaron las jornadas discontinuas de huelga, el pasado 21 de marzo, esta mujer ha dejado de ingresar 250 euros, la mitad de su sueldo. El motivo: su único modo de llegar a su lugar de trabajo, salvo en el caso de Tres Cantos, adonde accedía a través del cercanías de Renfe, era el autobús. 'Si cogiera taxis me gastaría más de lo que gano, así que no voy. Y ahora no tendré dinero ni para comprar el abono de transportes del mes que viene. No puedo pasar otro mes como éste', se queja.

Danuta está familiarizada con las huelgas, que en su país trajeron incluso la democracia, y entiende a los trabajadores. Lo que no entiende es la falta de solidaridad de los conductores con gente 'humilde, igual que ellos', dice. Con inocencia, se pregunta si en el Ayuntamiento le reembolsarían el importe de los taxis que debería coger para llegar a su lugar de trabajo. 'O por lo menos que me devuelvan la diferencia del abono', propone. Una idea que, por cierto, propusieron el lunes los grupos de la oposición en el Ayuntamiento de Madrid.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
SIGUE LEYENDO

Barrio obrero

Martín Navas es uno de los miles de afectados del barrio de La Fortuna, en Leganés, una de las zonas más perjudicadas por la huelga porque muchos de sus habitantes no tiene coche propio -'es un barrio obrero', subraya Martín- y porque no hay transporte alternativo.

Ayer y el lunes, los vecinos de Martín tuvieron que ir a pie o en taxi a sus lugares de trabajo, salvo en el caso de que algún vecino solidario accediera a llevarlos en su vehículo. Y eso es lo que hizo Martín. 'Yo llevo ya gastados tres depósitos desde que empezó la huelga. Sólo en el día de hoy he hecho seis trayectos desde La Fortuna para llevar a gente que salía para sus trabajos y se iban a pie. Es una vergüenza', exclama. Y pregunta en alta voz:'¿Quién nos paga la gasolina a nosotros?'.

Carga policial en La Fortuna

Unos 3.000 vecinos del barrio leganense de La Fortuna volvieron ayer a mostrar su enfado por el aislamiento en el que la huelga del transporte interurbano les ha dejado, y, como el lunes pasado, cortaron la M-40. Pero, a las 22.30, los efectivos de 10 furgonetas de policías antidisturbios cargaron y lanzaron pelotas contra los manifestantes. Previamente, los vecinos habían cortado la vía que une el barrio con el centro del municipio de Leganés, y que dista cinco kilómetros, lo que provocó graves atascos. Allí permanecieron durante dos horas, antes de dirigirse a la M-40. 'La carga ha sido una barbaridad', protestaba Marisa Tobarvela, miembro de la plataforma Pro-metro. La policía detuvo a una mujer y a su hijo de 18 años, acusados de agresión. Tres antidisturbios resultaron heridos por pedradas y fueron atendidos por el Samur.

Archivado En