Gran Premio de Brasil de fórmula 1 | AUTOMOVILISMO

Jerarquía y testosterona

Éste es año tempranero, incluso la primavera se adelantó. Era una regla de oro esperar al menos a la temporada europea para atreverse a establecer jerarquías, pero estamos tan sólo en el tercer gran premio del año y las cosas están ya muy claras. En lo que a coches se refiere, el campeón Ferrari y el aspirante Williams siguen por delante de todos. McLaren, la vieja dama en crisis, no se ha recuperado y se las tiene que ver con el desafío del equipo más pujante y con más potencial de la fórmula 1: Renault. La gran sorpresa, sin embargo, es Toyota, de cuyo potencial tampoco cabe ya ninguna duda....

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Éste es año tempranero, incluso la primavera se adelantó. Era una regla de oro esperar al menos a la temporada europea para atreverse a establecer jerarquías, pero estamos tan sólo en el tercer gran premio del año y las cosas están ya muy claras. En lo que a coches se refiere, el campeón Ferrari y el aspirante Williams siguen por delante de todos. McLaren, la vieja dama en crisis, no se ha recuperado y se las tiene que ver con el desafío del equipo más pujante y con más potencial de la fórmula 1: Renault. La gran sorpresa, sin embargo, es Toyota, de cuyo potencial tampoco cabe ya ninguna duda.

Así las cosas, con Ferrari y Williams prácticamente igualados, la diferencia no la marcan ni los motores, ni los neumáticos, ni las tácticas, ni siquiera la puesta a punto; la marcan los pilotos. No sabremos lo que hubiera pasado si el motor del Ferrari de Rubens Barrichello hubiera aguantado hasta el final. Tal vez se habría reivindicado ante su gente derrotando a su inalcanzable jefe de filas, pero lo que sí sabemos es que a falta de 10 vueltas para el final de la carrera -una eternidad- el pequeño de los Schumacher no parecía capaz de adelantar al primogénito, pese a que lo tenía a tiro y disponía de un coche al menos tan bueno como el nuevo Ferrari, que ayer dejó clara su fiabilidad en su primera carrera. Ralph es un buen piloto: rápido y sólido, pero levanta el pie cuando tiene delante a su hermano.

Juan Pablo Montoya es tanto o más rápido que ambos, también es sólido en carrera, y no levanta el pie ante nadie. Pero pierde la cabeza. Quedó claro de nuevo que sólo Montoya puede robarle la cartera al campeón. También quedó claro ayer que la testosterona le sigue jugando malas pasadas. No necesitaba jugársela en la primera vuelta. Se puede decir que perdió una carrera que podía haber ganado.

La de ayer fue una carrera entretenida. Interesante, por ejemplo, la procesión formada por los dos McLaren y los dos Renault, por detrás de los hermanos Schumacher. Durante casi toda la carrera los cuatro bólidos estuvieron separados por no más de tres segundos. Delante David Coulthard, un veterano con McLaren; Jarno Trulli, otro veterano con Renault; Kimi Raikkonen, un joven con McLaren; Jenson Button, otro joven con Renault. Coulthard intentaba contener a Trulli y luego a Raikkonen. Lo consiguió, pero por poco. Trulli necesitaba dejar detrás a Button, pero rompió el motor.

Por detrás de los cuatro grandes, visto como se ha deshinchado Sauber, destaca la solidez de Toyota, de nuevo en los puntos con el veterano Mika Salo. Jaguar es el caso contrario, obligado a rehacer lo que no se hizo en su momento. Los dos equipos con motores Honda siguen sin dar una a derechas, y en Japón el ejemplo de Toyota puede hacer rodar cabezas en Honda.

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