Tres veteranos, ocultos tras negocios legales

A nadie cogió de sorpresa en la comarca de Barbanza (A Coruña) la identidad de los detenidos en la Operación Candil. Los presuntos cabecillas de la trama eran bien conocidos por sus antecedentes en otros episodios de narcotráfico, pese a que tratasen de ocultar sus actividades con negocios legales. No son personajes de primer orden entre los clanes gallegos, aunque sí implicados en anteriores operaciones importantes. Al más veterano de los tres, Manuel González Crujeiras, O Carallán, se le atribuyen contactos con los narcos...

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A nadie cogió de sorpresa en la comarca de Barbanza (A Coruña) la identidad de los detenidos en la Operación Candil. Los presuntos cabecillas de la trama eran bien conocidos por sus antecedentes en otros episodios de narcotráfico, pese a que tratasen de ocultar sus actividades con negocios legales. No son personajes de primer orden entre los clanes gallegos, aunque sí implicados en anteriores operaciones importantes. Al más veterano de los tres, Manuel González Crujeiras, O Carallán, se le atribuyen contactos con los narcos históricos en la ría de Arousa.

O Carallán estuvo huido hace años por una larga temporada hasta que acabó entregándose a la policía, que le buscaba por su presunta implicación en el tráfico de cocaína. Desde mediados de los 90 regentaba un bar en su localidad natal de Ribeira (A Coruña), donde fue detenido ayer. Los otros dos arrestados viven en Pobra do Caramiñal, donde en julio de 1999 se descubrieron 5.000 kilos de cocaína ( de un total de 10 toneladas) ocultos en un galpón, un golpe policial denominado Operación Temple, en cuya trama participó el colombiano Carlos Ruiz, El Negro, fugado recientemente en medio de un gran escándalo. En aquella redada ya había sido detenido uno de los arrestados ayer, José Carlos Pombar, dueño de una agencia de seguros, quien, sin embargo, no llegó a ser procesado. Hace un par de años, Pombar se vio envuelto en un oscuro episodio relacionado con un tiroteo entre narcos gallegos y colombianos. Ahora manejaba la radio de contacto con el pesquero Mainat. Siempre hablaba de 'pescado', no de droga.

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Ramón Santo Lorenzo, propietario de un conocido mesón, es el que tiene menos antecedentes. Un hermano suyo también fue implicado en la Operación Temple.

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