Reportaje:

¿Dónde puse las gafas?

El Ayuntamiento de Málaga organiza talleres de memoria para personas mayores

Cuando empieza la clase todos guardan un precavido silencio. Después de una breve exposición, la monitora comienza a hacerles preguntas para que se animen. Entonces se agolpan las anécdotas. Ana Blanco cuenta que un día puso un huevo a hervir y se fue 'un momentito' a ver la tele. Pero olvidó la cocción y se enfrascó en la película. Cuando volvió a la cocina, recordó el huevo pero ya no estaba en el cacillo: había estallado y los restos decoraban el techo. Las risas no se hicieron esperar. Así un relato y otro hasta que el taller supera su frío tono inicial y deja paso a una amena tertulia dur...

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Cuando empieza la clase todos guardan un precavido silencio. Después de una breve exposición, la monitora comienza a hacerles preguntas para que se animen. Entonces se agolpan las anécdotas. Ana Blanco cuenta que un día puso un huevo a hervir y se fue 'un momentito' a ver la tele. Pero olvidó la cocción y se enfrascó en la película. Cuando volvió a la cocina, recordó el huevo pero ya no estaba en el cacillo: había estallado y los restos decoraban el techo. Las risas no se hicieron esperar. Así un relato y otro hasta que el taller supera su frío tono inicial y deja paso a una amena tertulia durante la que Manoli Ruiz, la monitora, va soltando trucos contra los olvidos cotidianos.

¿Quién no ha entrado a una habitación sin saber para qué o no ha revuelto la casa buscando las gafas o las llaves? Puede ser un simple despiste o un fallo de memoria. Para prevenir el deterioro cognitivo, el Ayuntamiento de Málaga desarrolla por cuarto año consecutivo talleres para ejercitar la memoria dirigidos a personas mayores de 60 años. 'No vaya a poner ancianos', advierte una alumna. La mayoría de mujeres es aplastante: diez a dos. Los hombres no sólo son menos, sino más callados. Ellas, en cambio, no se cortan. 'Estas clases no deberían durar tres meses, sino un curso completo, como el colegio', sugiere Conchi Naveros.

Los talleres son gratuitos y no se pueden repetir. Aunque el objetivo principal es dar herramientas a los participantes para que sepan cómo ejercitar su memoria, hay otras metas no menos importantes como la de promover las relaciones interpersonales o desarrollar un sentimiento de utilidad entre las personas mayores. De hecho, muchos participantes confiesan que se apuntan no sólo porque sufran olvidos frecuentes, sino también para salir de la rutina o vencer la depresión.

Manuel Jiménez, director del área de Bienestar Social, resalta que los talleres surten varios efectos: 'Lo primero es que se dan cuenta de que hay otras personas mayores que tienen las mismas características, que es algo normal y que se puede solucionar. Entran también en una dinámica diferente de leer, de escribir... y se forman amistades'.

Mientras, la monitora reparte el ejercicio de la jornada. Hoy toca agrupar objetos por categoría. Otros días tendrán que hacer crucigramas, ejercicios de atención o sopas de letras. Este año, al margen de los 20 talleres que dan atención a unos 400 mayores, se han puesto en marcha tres grupos específicos para enfermos de Alzheimer y sus familiares.

La edil de Bienestar Social, Mariví Romero, no oculta su satisfacción por la buena marcha de los talleres: 'Cubren una labor de prevención importantísima, sirven para la detección de enfermedades como el Alzheimer o la demencia senil en su fase inicial, ayudan a los mayores a romper la dinámica de estar todo el día en casa y les empuja a integrarse'.

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Un almacén en la cabeza

La monitora compara la memoria con un almacén. Hay productos perecederos, otros con fecha de caducidad pero que duran un par de semanas y otros imperecederos. Así, explica, hay sensaciones que se borran de inmediato, otras que se mantienen un tiempo y otras que se conservan a largo plazo. Pero siempre, la memoria exige atención, concentración y esfuerzo. Incentivando estos aspectos, los talleres han conseguido en sus tres ediciones anteriores, por ejemplo, reducir en un 26% los trastornos moderados de la memoria. En total, la actividad ha beneficado a unas 2.000 personas de todos los distritos de la capital. El aumento de la demanda ha llevado ayuntamiento a duplicar el presupuesto del programa, que de cinco millones en 2001 ha pasado a ser de 11 en este año. La iniciativa -pionera en Andalucía- se desarrolla a través de un convenio con la Asociación Jábega. Uno de los psicólogos de la organización, Gerardo Guerrero, explica que la idea surgió porque existía un vacío señalado desde el propio colectivo: 'Existían talleres lúdicos, actividades de ocio y tiempo libre, una Semana del Mayor, pero detectamos que faltaba algo así'. Además de los talleres, la organización ha puesto en marcha una página web (www.jabega.org) donde tanto los alumnos como cualquier otra persona puede hacer ejercicios para reforzar su memoria. Desde que se puso en marcha hace un par de meses, la página ha recibido unas 1.200 visitas. Los talleres están concebidos para personas mayores de 60 años, aunque si los técnicos detectan un caso por debajo de ese umbral que sea prioritario, se hace una excepción. Los ejercicios se realizan con ejemplos cotidianos a fin de que, finalizado el taller, el ex alumno pueda seguir desarrollando estrategias contra sus olvidos cotidianos. La monitora insiste en que el orden ayuda a encontrar laa cosaa y recomienda a los alumnos que ejerciten su cerebro hasta para hacer la compra. Después les deja un mensaje que es una clara respuesta a quienes dejan entrever una cierta tristeza por la falta de la pareja o los achaques de la edad: 'Aquí se pierde stress, se recupera memoria y, sobre todo, se levanta el ánimo'.

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