CARTAS AL DIRECTOR

No me escabullo

En su carta del pasado 11 de febrero, Aurelio Arteta me acusa de no haber respondido en mi artículo (Enemigos y adversarios, publicado en EL PAÍS el 4 de febrero) a unas críticas suyas anteriores acerca de la 'insostenible equidistancia' que defiendo, tanto con el PNV-EA como con el PP. Me extraña esta acusación, cuando precisamente dediqué una buena parte de mi artículo a fundamentar, con abundantes razones, las posiciones que mantengo sobre el tipo de relaciones que hay que mantener con el PP. Veo que Aurelio Arteta no se ha dignado siquiera considerarlas, no sé si por prejuicios arra...

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En su carta del pasado 11 de febrero, Aurelio Arteta me acusa de no haber respondido en mi artículo (Enemigos y adversarios, publicado en EL PAÍS el 4 de febrero) a unas críticas suyas anteriores acerca de la 'insostenible equidistancia' que defiendo, tanto con el PNV-EA como con el PP. Me extraña esta acusación, cuando precisamente dediqué una buena parte de mi artículo a fundamentar, con abundantes razones, las posiciones que mantengo sobre el tipo de relaciones que hay que mantener con el PP. Veo que Aurelio Arteta no se ha dignado siquiera considerarlas, no sé si por prejuicios arraigados o porque carece de argumentos para rebatirlas.

Observo también con tristeza que Aurelio Arteta ha optado por meter al nacionalismo en su conjunto en el mismo campo de los antidemócratas. Lo cual le lleva a propugnar un 'frente democrático' no contra ETA, que es el síntoma de la enfermedad, sino contra la enfermedad misma, que es el nacionalismo. Es decir, que Aurelio Arteta aboga no por aislar políticamente a ETA, sino por diluirla en un amplio frente nacionalista, lo que equivale a mantener una situación de enfrentamiento permanente entre dos mitades del país. No es ése el futuro que yo quiero para Euskadi.

Respecto a los agradecimientos-trampa que me imputa, creo que estaban plenamente justificados. Además, siempre he pensado que la firmeza en la defensa de las ideas no está reñida con una mínima cordialidad y respeto al discrepante.

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