Más de 20.000 personas asisten al festival flamenco de Nueva York

Ocupación al cien por cien. Son 24.600 espectadores los que están asistiendo al Flamenco Festival USA 2002, que cerrará un concierto de Vicente Amigo el próximo 9 de febrero en el Town Hall de Nueva York. El City Center tuvo que habilitar de nuevo su piso superior, que no abría al público desde hace años. Así que durante tres días 2.900 espectadores han seguido cada uno de los espectáculos de baile que se ofrecieron en la sala. El baile que aquí se está viendo es un baile de teatro, de formato más o menos amplio y con empaque de grandes espectáculos. El arte en sí ha evolucionado tanto que hoy...

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Ocupación al cien por cien. Son 24.600 espectadores los que están asistiendo al Flamenco Festival USA 2002, que cerrará un concierto de Vicente Amigo el próximo 9 de febrero en el Town Hall de Nueva York. El City Center tuvo que habilitar de nuevo su piso superior, que no abría al público desde hace años. Así que durante tres días 2.900 espectadores han seguido cada uno de los espectáculos de baile que se ofrecieron en la sala. El baile que aquí se está viendo es un baile de teatro, de formato más o menos amplio y con empaque de grandes espectáculos. El arte en sí ha evolucionado tanto que hoy es difícil establecer una conexión razonable entre aquellas pataditas geniales de Valdepeñas en las reuniones de amigos y las osadías estéticas de Israel Galván o los puñetazos al aire y el aparato efectista de Antonio Canales.

Por cierto, que había morbo en conocer lo que ocurriría con Canales cuando pretendiera sortear la aduana de este país, con el que ha mantenido sus propias querellas personales. Pasó la prueba sin problemas. Y, al recoger los aplausos del público, lo felicitó por vivir 'en la ciudad más bonita del mundo'.

Aquí han podido ver también a los que pudiéramos considerar clásicos: El Güïto, sobre todo en su modélica soleá, o la temperamental Manuela Carrasco, o Eva la Yerbabuena, en su gratificante y joven madurez. Sin olvidar el refinamiento y la elegancia de una María Pagés, que combina muchos géneros sin romper traumáticamente con el flamenco original.

Casi todo está siendo baile, pues, en este festival norteamericano de flamenco. Más el cante de Marina Heredia y la guitarra de Vicente Amigo, los dos jóvenes y entre lo más atractivo del flamenco actual. A todos, a todos, el público les ovacionó entusiasmado, con frecuencia puesto en pie.

La estimación del flamenco en Estados Unidos crece a pasos agigantados, y es de esperar que cuando aquí se popularice nuestro arte va a ser popular en todo el mundo.

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