Columna

Premoniciones

A mediados de diciembre de 1998 y en el marco de las II Jornadas de Estudios Electorales que entonces organizábamos un grupo de politólogos y constitucionalistas bajo los auspicios de la Generalitat Valenciana, en una de las cenas con invitados y ponentes tuve la suerte de asistir a un verdadero duelo dialéctico a cara de perro entre el profesor Julián Santamaría, politólogo, socialista y antiguo gurú electoral del PSOE de las mayorías absolutas, por una parte, y un grupo de políticos nacionalistas que iban a participar en la sesión del día siguiente. Se trataba de Carles Torrent, entonces adm...

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A mediados de diciembre de 1998 y en el marco de las II Jornadas de Estudios Electorales que entonces organizábamos un grupo de politólogos y constitucionalistas bajo los auspicios de la Generalitat Valenciana, en una de las cenas con invitados y ponentes tuve la suerte de asistir a un verdadero duelo dialéctico a cara de perro entre el profesor Julián Santamaría, politólogo, socialista y antiguo gurú electoral del PSOE de las mayorías absolutas, por una parte, y un grupo de políticos nacionalistas que iban a participar en la sesión del día siguiente. Se trataba de Carles Torrent, entonces administrador general de CDC, de Mario López Rico, entonces secretario de imagen y comunicación del BNG y de Francisco Allende, director de campañas electorales y miembro del EBB del PNV, a quienes la mañana siguiente iba a moderar el profesor Martínez Sospedra en una mesa sobre costes electorales. Asistían también, como testigos de excepción, además de los organizadores, Pere Major y Enric Morera, del BNV. El profesor Santamaría, adelantándose a la batería de argumentos que acabó alimentando tiempo después al llamado bloque constitucionalista destiló una ácida diagnosis del conflicto vasco alineándose de manera muy ortodoxa en el nominalismo y apuntando de manera contundente que la actitud del PSE de abandonar el gobierno vasco, dejar en minoría a PNV y EA y obligar a convocar elecciones constituía una estrategia de libro y tendente a que el PSE recuperase la capacidad de actuar por sí mismo, alejándose de su cautiverio con respecto a la política del PNV. Al mismo tiempo, el profesor Santamaría iba colocando sobre aquella concurrida mesa del Casino de la Agricultura de Valencia las piezas innegociables que el PNV debía asumir con claridad para que resultase creíble su distancia con respecto al terrorismo y su estrategia. Fue entonces cuando las baterías dialécticas de Paco Allende despejaron los contenidos de lo que iba a ser el debate-no-debate de los años que se avecinaban. A las críticas frontales contra la pretendida ambigüedad del PNV respondió Allende diferenciando el objetivo político (democrático, legítimo) a la soberanía y la independencia de Euskadi de la práctica de métodos condenables, criminales y fuera de toda justificación (ETA), defendiendo una solución política tanto para romper la persistencia de la violencia cuanto para el camino a recorrer en punto al destino político del pueblo vasco en su conjunto. Las posiciones se enconaron; el profesor Santamaría se sumergió en el nominalismo constitucionalista, y Allende acabó sentenciando que actitudes como esa alimentaban el cerrilismo etarra y no ayudaban a mejorar las expectativas de futuro. Cuando después del fracaso de la apuesta común de Mayor-Redondo al asalto de la mayoría absoluta en el Parlamento vasco se ha desplegado el filibusterismo parlamentario que se concreta en impedir el quórum en la aprobación de los presupuestos, no resulta extraño que hayan estallado, por fin, las contradicciones en el seno del PSE que Allende explicaba en el 98, y su líder, Redondo, haya tenido que abandonar, especialmente después de que IU-EB entrara en el Gobierno, precisamente para hacerse cargo de asuntos que en los antiguos gobiernos de coalición ocupaba el PSE. Tres años después de aquel premonitorio duelo dialéctico, el PSE se enfrenta de nuevo a sus permanentes contradicciones: o construir Euskadi democráticamente o colocarse al rebufo de un españolismo sin matices.

vicent.franch@eresmas.net

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