VISTO / OÍDO

Redondeo

Los dos partidos están pasando algunas tribulaciones. El cisma vasco del PSOE, las angustias de la sucesión en el PP, inquietan. Otros partidos locales también pasan apuros: el PNV cercado por todos, Artur Mas vacilando en Cataluña. La partitocracia ha sido muy temida por los verdaderos demócratas -tres o cuatro teóricos-: estamos metidos en ella. El PP tiene ahora una ventaja: se reúne en torno a Nicolás Redondo, que le ha dado una nueva vida. Ya su padre le ayudó haciéndole una huelguecilla a Felipe González, y ahora les lleva al hijo de la mano: que le vea bien Aznar. Sería una buena sucesi...

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Los dos partidos están pasando algunas tribulaciones. El cisma vasco del PSOE, las angustias de la sucesión en el PP, inquietan. Otros partidos locales también pasan apuros: el PNV cercado por todos, Artur Mas vacilando en Cataluña. La partitocracia ha sido muy temida por los verdaderos demócratas -tres o cuatro teóricos-: estamos metidos en ella. El PP tiene ahora una ventaja: se reúne en torno a Nicolás Redondo, que le ha dado una nueva vida. Ya su padre le ayudó haciéndole una huelguecilla a Felipe González, y ahora les lleva al hijo de la mano: que le vea bien Aznar. Sería una buena sucesión para él: la misma política de Mayor Oreja, que apunta en las encuestas como el sucesor favorito, pero con menos barro de ministro del Interior, que es algo que siempre oscurece las manos.

Aunque ya Redondo no es menester. El servicio del pacto en que ladinamente se mezclaban los nombres ungidos de democracia y libertad, los instituidos de Constitución y Estatuto, con el propósito general y unánime de luchar contra el terrorismo, ya ayudó bastante en el propósito de conquista de aquella autonomía por el PP, aunque salió mal. Ahora sirve para la calumnia: este redondeo de los portavoces -'voceros', dicen en Latinoamérica, y es palabra más descriptiva- para acusar a los que quieren un cambio de la política socialista está en sus costumbres. El propio destronado, al lanzar la palabra 'cacería', les da los argumentos. No les basta. La Partida de la Porra acusa a todo el mundo: incluso a este pobre y decente periódico. ¿Cómo acusar de la defenestración de Redondo a un periódico donde escriben Muñoz Molina, Savater, Azúa, Unzueta, Pradera, Elorza? Cuidado, no les niego la razón propia: únicamente digo que no es posible, sino con gran vileza, decir que este periódico ha 'cazado' a Redondo. Pero lo dicen todos los días. No es menor canallada acusar a quienes tienen otro entendimiento de una política socialista, que en algo tendrá al fin que parecerse a la izquierda, de proetarras, de terroristas, de nacionalistas. No es nuevo: la 'caza de brujas' fue útil en otros tiempos, y la idea aznarista del 'entorno', en la que puede incluir tanta buena gente y tantas ideas y sacrificios, forma parte de ella. No son capaces de vencer al enemigo, no tienen fuerza o ley: pero tratan de comprometer a otros tan enemigos del terrorismo como ellos. Ah, lo consiguen. Redondean.

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