OPINIÓN DEL LECTOR

La carretera de Miraflores

Desde hace algún tiempo, el alcalde de Miraflores de la Sierra viene reclamando a la Administración madrileña el desdoblamiento de la carretera M-611 en un tramo de cerca de cuatro kilómetros antes de su acceso al pueblo. El actual trazado de esta carretera atraviesa uno de los robledales más valiosos de toda la sierra de Guadarrama, recientemente preservado de una destrucción irreparable por las modificaciones en el proyecto de construcción del túnel del tren de alta velocidad Madrid-Segovia.

Hace pocos meses leí en la prensa que la Administración autonómica madrileña desestimaba el de...

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Desde hace algún tiempo, el alcalde de Miraflores de la Sierra viene reclamando a la Administración madrileña el desdoblamiento de la carretera M-611 en un tramo de cerca de cuatro kilómetros antes de su acceso al pueblo. El actual trazado de esta carretera atraviesa uno de los robledales más valiosos de toda la sierra de Guadarrama, recientemente preservado de una destrucción irreparable por las modificaciones en el proyecto de construcción del túnel del tren de alta velocidad Madrid-Segovia.

Hace pocos meses leí en la prensa que la Administración autonómica madrileña desestimaba el desdoblamiento de esta vía por su gran impacto ambiental, que afectaría a uno de los ecosistemas más sensibles del futuro parque nacional de la Sierra de Guadarrama. Ante la renovada insistencia de nuestro alcalde en reclamar la ejecución de esta obra que, por añadidura, afectaría a un importante tramo de la Cañada Real segoviana, quiero recordarle que ni la siniestralidad de esta carretera ni pretendidos problemas invernales, siempre esporádicos y comunes a otros acceso serranos, justifican esta obra.

No puedo evitar recordar aquí, ante este enésimo intento de privarnos de uno de los itinerarios por carretera más hermosos de toda la Comunidad de Madrid, las palabras del mismísimo John Kenneth Galbraith, uno de los más influyentes pensadores sobre temas de economía y desarrollo, publicadas a principios de los años setenta en su ensayo Reflexiones sobre arquitectura y obras públicas: 'Ha llegado el momento de que los atractivos de la belleza de nuestras carreteras sean considerados tan importantes como su eficacia comercial y económica. No es imperativo que la carretera que serpentea agradablemente junto a la orilla de un lago o que sigue dócilmente los contornos de un valle sea ensanchada o enderezada hoy mismo, o ni siquiera mañana. Los que la emplean bien pueden tomarse un poco más de tiempo para llegar a su destino'.

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