OPINIÓN DEL LECTOR

Francino y la democracia

Con frecuencia, los políticos, cuando están en el poder, interfieren en determinadas decisiones que no les correspondería a ellos tomar, sino a los profesionales que ejercen como tales, sea el asunto que sea.

En la mayoría de los casos, esto ocasiona graves perjuicios para la sociedad, ya sean éstos económicos o de cualquier otra índole (perjuicios por los que nadie asume responsabilidades), debido a que los políticos ven las situaciones y las posibles soluciones desde una perspectiva partidista, encaminada a su mantenimiento en el poder.

Cuando esto ocurre en una cuestión ta...

Suscríbete para seguir leyendo

Lee sin límites

Con frecuencia, los políticos, cuando están en el poder, interfieren en determinadas decisiones que no les correspondería a ellos tomar, sino a los profesionales que ejercen como tales, sea el asunto que sea.

En la mayoría de los casos, esto ocasiona graves perjuicios para la sociedad, ya sean éstos económicos o de cualquier otra índole (perjuicios por los que nadie asume responsabilidades), debido a que los políticos ven las situaciones y las posibles soluciones desde una perspectiva partidista, encaminada a su mantenimiento en el poder.

Cuando esto ocurre en una cuestión tan sensible y tan necesaria de libertad de actuación en el desempeño del trabajo profesional como son los medios de comunicación, y más concretamente -como parece que ha ocurrido en el caso de Carles Francino- en TV-3, el problema afecta a los propios fundamentos de la democracia, ya que entran en juego derechos fundamentales de los ciudadanos, a los que, parece ser, se pueden privar desde un medio de comunicación público, pagado por ellos mismos, de una información veraz, profesional e imparcial.

Algo tan grave como esto debería preocupar seriamente no sólo a los propios profesionales de la comunicación, sobre los cuales pendería continuamente una espada de Damocles en función de lo que pensara el político o jefe de turno, sino también, y mucho, a toda la sociedad, ya que con asuntos como éste -o como el de los profesores y profesoras de religión despedidos de sus puestos de trabajo por la Iglesia católica, saltándose ésta derechos consagrados en nuestra Constitución- es la propia democracia la que se pone en entredicho.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
SIGUE LEYENDO

Archivado En