Columna

Gordos

Las organizaciones contra la anorexia están enfurruñadas con el programa Operación Triunfo porque algunos de los concursantes (entre ellos Rosa, que pesaba la enormidad de 110 kilos) están siguiendo dietas para adelgazar bajo control médico. Dicen que eso es un terrible ejemplo que puede provocar un efecto imitación, 'al difundir dietas no justificadas por razones de salud'. Entiendo su preocupación, pero la afirmación me parece algo dudosa. En primer lugar, la anorexia es un desorden psíquico del que en realidad se conoce muy poco. Los expertos dicen que la presión ambiental hacia la d...

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Las organizaciones contra la anorexia están enfurruñadas con el programa Operación Triunfo porque algunos de los concursantes (entre ellos Rosa, que pesaba la enormidad de 110 kilos) están siguiendo dietas para adelgazar bajo control médico. Dicen que eso es un terrible ejemplo que puede provocar un efecto imitación, 'al difundir dietas no justificadas por razones de salud'. Entiendo su preocupación, pero la afirmación me parece algo dudosa. En primer lugar, la anorexia es un desorden psíquico del que en realidad se conoce muy poco. Los expertos dicen que la presión ambiental hacia la delgadez no es más que un factor de riesgo para la existencia de estos enfermos, pero no la causa. De hecho, hubo una ola de anoréxicas a finales del XIX (Freud hablaba de 'la muy conocida anorexia nerviosa'), aunque, por entonces, el modelo de belleza en la mujer exigía carnes opulentas.

Y, en segundo lugar, pesar 110 kilos con 20 años y una altura normal es algo evidentemente insano. Estoy harta de esos mentecatos políticamente correctos (y no me refiero ahora a los de las organizaciones contra la anorexia, que son gente sensata) que glorifican tontamente la gordura, como si pesar 180 kilos y llagarse los muslos por el roce fuera una cosa fenomenal. Porque no lo es. La obesidad es una enfermedad, y además una de las patologías más preocupantes de los países ricos. En Estados Unidos, el 54,4% de la población es obesa: Satcher, el ministro de Sanidad, dice que es 'una epidemia'. Y se combate, entre otras cosas, con la dieta.

El cuerpo normal tiene sus pequeñas lorzas y su tripilla, y se parece mucho más al de Marilyn Monroe en la película El príncipe y la corista, en donde se la veía barrigona y hecha un torrezno, que a los de las esmirriadas y patológicas modelos actuales. Pero esto no tiene nada que ver con la verdadera obesidad ni con el sobrepeso grave, que, no cortado a tiempo, acaba en gordura monumental. Minimizar ese riesgo es irresponsable. La obesidad es una dolencia tan peligrosa como la anorexia (menos aguda, pero más extendida) y un símbolo de lo desquiciadas que están las sociedades ricas. Mientras 30.000 niños mueren de hambre en el mundo todos los días, nosotros zampamos compulsivamente hasta enfermarnos.

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