A 23 bajo cero, Bellver funciona

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La pequeña población de Bellver de Cerdanya, en el Pirineo leridano, resiste estoicamente desde el pasado día 14, en el que se produjo una gran nevada, temperaturas más típicas de Siberia que de Cataluña. Según su alcalde, Joan Pous, estos días se han alcanzado, por la noche, temperaturas de hasta 23 grados bajo cero. La noche de Navidad se llegó hasta los 21 grados bajo cero, la marca más baja registrada en Cataluña.

Pero esto no ha alterado el buen funcionamiento de los servicios públicos del municipio. 'Mientras había caos en gran parte de Cataluña por el temporal de nieve y frío, aquí no, y todos los días funcionaron las escuelas; no se ha cortado el suministro de agua ni el de electricidad y, además, ninguno de los 15 núcleos del municipio ha quedado incomunicado por la nieve o el hielo', asegura el alcalde. Según Pou, los habitantes de la zona están preparados para este tipo de inclemencias. 'Hasta la década de los setenta era normal llegar a estas temperaturas, aunque en los últimos años los inviernos han sido más benignos', explica el alcalde.

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Pous afirma que en una ocasión se alcanzaron los 33 grados bajo cero. La nevada que cayó en Bellver el pasado día 14 dejó casi un metro de nieve en las calles del municipio, si bien al día siguiente todas quedaron transitables, aunque los habitantes de Bellver deben vigilar al transitar por ellas, ya que quedan pequeñas placas de hielo que podrían provocar caídas. Pero no todo es perfecto. Algunos particulares no tienen suministro de agua en sus casas debido a que la tubería que conecta con la red principal está helada, hecho que se podría evitar, según Pous, si estas conexiones estuvieran enterradas en la profundidad indicada, un metro y 20 centímetros.

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