Un puente con miles de esquiadores y la nieve justa
El puente de la Purísima marca el inicio de la temporada de los deportes de invierno. Tradicionalmente, en estas latitudes meridionales, escasas en precipitaciones, la presencia de nieve -o, en su defecto, de frío para poder fabricarla- suele ser una incógnita que se despeja mal y tarde. Este año, las nevadas de mediados de noviembre dibujaron una sonrisa en los aficionados a la nieve. Pero después las altas temperaturas y la ausencia de nuevas precipitaciones vinieron en parte a fundir los buenos augurios. Pese a que los espesores están lejos de los óptimos que había hace 20 días y a q...
El puente de la Purísima marca el inicio de la temporada de los deportes de invierno. Tradicionalmente, en estas latitudes meridionales, escasas en precipitaciones, la presencia de nieve -o, en su defecto, de frío para poder fabricarla- suele ser una incógnita que se despeja mal y tarde. Este año, las nevadas de mediados de noviembre dibujaron una sonrisa en los aficionados a la nieve. Pero después las altas temperaturas y la ausencia de nuevas precipitaciones vinieron en parte a fundir los buenos augurios. Pese a que los espesores están lejos de los óptimos que había hace 20 días y a que el calor impide que funcionen los cañones de nieve, los aficionados, en elevadísimas proporciones, han acudido fieles a la cita anual y han llenado las pistas del Pirineo, los hoteles y los restaurantes.