Reportaje:

El teatro del amor y del sexo

El amor, ese bien tan escaso e incomprendido, amenazado desde siempre por la violencia, la traición, los celos, el egoísmo, o la intolerancia, que a pesar del empecinamiento patológico del ser humano por derribar sus pilares se resiste a dar paso a una promiscuidad absoluta, subsiste en un orden alterado, donde la química, la biología y la mecánica juegan a su antojo con los sentimientos, postulando desesperadas variantes, como las de amor no correspondido, amor suicida, amor ilimitado, amor despechado, amor subyugado, amor insultante, amor domesticado. Este resbaladizo vocablo, anagrama de co...

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El amor, ese bien tan escaso e incomprendido, amenazado desde siempre por la violencia, la traición, los celos, el egoísmo, o la intolerancia, que a pesar del empecinamiento patológico del ser humano por derribar sus pilares se resiste a dar paso a una promiscuidad absoluta, subsiste en un orden alterado, donde la química, la biología y la mecánica juegan a su antojo con los sentimientos, postulando desesperadas variantes, como las de amor no correspondido, amor suicida, amor ilimitado, amor despechado, amor subyugado, amor insultante, amor domesticado. Este resbaladizo vocablo, anagrama de corte imperial, no siempre se ajusta a alguna certeza cotidiana que se corresponda a su oculto significado: el objeto de deseo, el privilegio de dar rienda suelta a lo más íntimo y encorsetado, para dotar de alas al prójimo en su vuelo hacia las cumbres de la felicidad. ¿Pero en qué momento se genera la normalización del cotidiano caos del amor? Según la pareja Beck, autores de El normal caos del amor, donde plantean que el amor sin reglas es una conquista de los valores de la modernidad, cuando la familia tradicional se ve desmembrada con las preguntas en torno a la emancipación personal y la igualdad sexual ante la ley, ya que tras la desaparición de la familia nuclear consagrada lo que viene a continuación es el consenso de una confusión sentimental, señalando que 'el amor se hace más necesario que nunca antes y al mismo tiempo imposible'. Así el amor ha pasado a ser algo inhóspito, campo de batalla en donde se espera que el próximo adversario (amante-amado) será mejor (más prometedor) que el anterior.

Esto sugiere que cuando nos referimos al amor en realidad hablamos de libertad, si no qué razón lleva a millones de personas a ponerse de acuerdo en abandonar relaciones elegidas espontáneamente para buscar otras donde albergar las ilusiones de pasión e independencia. El fracaso más o menos generalizado de la convivencia y la simultaneidad de la fuga hacia el individualismo, se explica como una consecuencia del profundo cambio en la relación entre individuo y sociedad. Los Beck no se arredran en calificar el afán por la búsqueda del amor de fundamentalista, sólo sobrepasado en su capacidad letífera por el religioso, que no es más que una idolatría variante, la del amor a Dios, siendo su germánica teoría avanzada en lo que respecta a este campo y que contiene una valiosa aportación sociológica sobre el existencialismo de las actuales relaciones afectivas, aunque no deja de promover la sensación de ser uno de esos libros donde todo el denso contenido es capaz de condensarse de forma efectiva en su introducción.

Una teoría general del amor aborda desde la psicología el modo de comprender la naturaleza amorosa, especialmente a través de la neurociencia, una ciencia incipiente que puede optar a la clasificación de ciencia del amor, capaz de embeber de contenido a la tríade freudiana que ha vuelto loco al mundo: amor, placer sexual y perversión. ¿Es el amor sólo una representación de nuestros deseos y carencias más ancestrales? Aquí podemos encontrar un riguroso y a la vez inspirado trabajo interdisciplinar sobre los descubrimientos en torno al sufrimiento emocional y sus ramificaciones, las vías que facilitan la ayuda a 'las personas que no captan los principios del amor y malgastan su vida y se destrozan el corazón'.

Corregir nuestro aprendizaje

emocional es la intención de estos tres psiquiatras a fin de revelar los paisajes del alma humana mediante un análisis evolutivo, opuesto a las teorías menos románticas que Joseph Ledoux apunta en su ensayo El cerebro emocional. Los autores no ocultan que existen impedimentos para una descripción científica del amor, una incapacidad para definir la naturaleza humana, más una falta de datos concretos, si bien de tanto en tanto se entreabre una puerta por la que podemos atisbar algún contorno de su evasiva forma y reafirmar que 'quienes somos y en quiénes nos convertimos depende, en parte, de a quiénes amamos'.

La plenitud del amor, libro más cercano a la órbita de los textos de autoayuda, aunque su lirismo y sus apuntes reflexivos sobre la problemática de la pareja ante el amor y el sexo no cae en los tópicos trillados, puede despejar algunas dudas ante el sufrimiento por la falta de comunicación, la incomprensión de los sentimientos o la separación, lo cual lo convierte en material muy recomendable para personas en plena crisis afectiva, ya que su autora aboga por la convicción de que es el amor, es decir, su dimensión espiritual, lo que sana el dolor, y no el sexo o cualquier otra técnica pragmática.

Rosa Pereda, en los antípodas de la exposición cientificista o mística, apuesta, desde una combativa óptica femenina y con una prosa accesible donde cabe tanto el lenguaje periodístico como el literario, por un ensayo que repasa en El amor: una historia universal la tragicomedia de la cultura del amor más que sobre sus vericuetos fenomenológicos, repasando desde el culebrón identitario hasta la función de los mitos, donde no faltan las referencias a la situación doméstica y una crítica de la sentimentalidad, que lleva a la autora a desembocar en aquel 'nuevo desorden amoroso' de los setenta prometido por Bruckner y Finkielkraut en su especie de manual del guerrillero sexual, que brindaba un discurso de liberación de prohibiciones y tabúes antes que ejercicio práctico del erotismo.

El futuro del sexo entronca con la postura de los Beck sobre la decadencia de la familia nuclear y los vínculos tradicionales para analizar el comportamiento que posiblemente tendrán las personas a lo largo del siglo XXI, desde la prueba de la paternidad hasta la fecundación in vitro, desde la clonación genética hasta los restaurantes de reproducción, desde las madres y los padres de alquiler hasta los bancos de gametos o espermatozoides. El autor propone un arriesgado pero no desencaminado panorama futurista, donde hay más interrogantes que respuestas capaces de ser digeridas por nuestra presente mentalidad conservadora.

Que el futuro nos depara formas absolutamente desconocidas es un hecho del que la literatura y la tecnología comienzan a dar signos de inequívoca transformación, pero lo que no es tan claro es que cambie la representación que hace que el amante exprese la dicha de ser amado y a la vez de poder amar a la persona amada. ¿El amor y el sexo aparentarán ser indisolubles o la frontera divisoria será cada vez más precisa e inviolable? Y la filosofía qué tiene que decir a todas estas reformas. André Comte-Sponville, en El amor la soledad, opta por tirar de un hedonismo bipolar, donde los conceptos de amor y soledad son inseparables y se complementan como la sabiduría alquimista, buscando siempre la ausencia de las tinieblas antes que una resignada presencia de la luz.

De alguna manera, todos estos textos vienen a confirmar que en apariencia el amor es el paradigma de todos nuestros deseos antes que la recompensa a nuestras arduas labores terrenales. De ahí que pueda adoptar tanto el aspecto de una transacción como el de una transgresión. Pero cuando llega el instante de dar una respuesta esencial a la duda sobre si sabemos amar, se desprende de la voluble madeja una hebra subliminal que se anticipa a toda razón para confirmar que el verdadero sentimiento amoroso es un acto de terrorismo: el auténtico amor siempre será ilegal.

El normal caos del amor. Ulrich Beck/Elizabeth Beck-Gernsheim. Traducción de Dorothee Schmitz. Paidós. Barcelona, 2001. 292 páginas. 2.900 pesetas. Una teoría general del amor. Thomas Lewis/Fari Amini/Richard Lannon. Traducción de Esther Roig. RBA. Barcelona, 2001. 320 páginas. 3.250 pesetas. El amor: una historia universal. Rosa Pereda. Espasa Calpe. Madrid, 2001. 363 páginas. 3.200 pesetas. La plenitud del amor. Marianne Williamson. Traducción de Alejandra Devoto. Ediciones Urano. Barcelona, 2001. 269 páginas. 1.950 pesetas. El amor la soledad. André Comte-Sponville. Traducción de Godofredo González. Paidós. Barcelona, 2001. 134 páginas. 1.500 pesetas. El futuro del sexo. Robin Baker. Traducción de Elena Recasens Pons. Grijalbo Mondadori. Barcelona, 2001. 420 páginas. 2.700 pesetas.

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