Crónica:FÚTBOL | 13ª jornada de Primera División

Octavo empate de Benítez

El Valencia colecciona ante un atrevido Tenerife, que fue mejor, sus segundas tablas en su estadio de Mestalla

El empate empieza a ser un estigma para Rafa Benítez, que suma ocho en 13 partidos, es decir en el 61,5%. Hasta ahora la inmensa mayoría los coleccionaba fuera de Mestalla, seis, pero ayer añadió un segundo empate casero. ¿Las causas? En primer lugar, que el Tenerife es un equipo interesante y atrevido, con pinta de merecer mucho más de lo que marca su clasificación. En segundo, que el Valencia, que tanto depende de la claridad de Aimar, notó la habitual falta de frescura del argentino cuando llega cansado de algún viaje con su selección. Si a eso se añade que, cuando se quedó con uno menos po...

Suscríbete para seguir leyendo

Lee sin límites

El empate empieza a ser un estigma para Rafa Benítez, que suma ocho en 13 partidos, es decir en el 61,5%. Hasta ahora la inmensa mayoría los coleccionaba fuera de Mestalla, seis, pero ayer añadió un segundo empate casero. ¿Las causas? En primer lugar, que el Tenerife es un equipo interesante y atrevido, con pinta de merecer mucho más de lo que marca su clasificación. En segundo, que el Valencia, que tanto depende de la claridad de Aimar, notó la habitual falta de frescura del argentino cuando llega cansado de algún viaje con su selección. Si a eso se añade que, cuando se quedó con uno menos por la expulsión de Angulo, Benítez volvió a amarrar con la sustitución de Aimar por Marchena, el cuadro ya está completo.

VALENCIA 0| TENERIFE 0

Valencia: Palop; Curro Torres, Ayala, Pellegrino, Carboni; Rufete (Angulo, m. 73), Albelda, Kily González (Vicente, m. 63); Aimar (Marchena, m. 82); Sánchez y Salva. Tenerife: Aragoneses; Javi Venta, Lussenhoff, Pablo Paz, Basalvilbaso; Slovak, Martí (Sánchez, m. 86), Iván Ania; Morales (Hidalgo, m. 90); Xisco y Marioni (Charcos, m. 86). Árbitro: Alfonso Pino Zamorano. Expulsó a Angulo (m. 75) con la tarjeta roja directa. Amonestó a Carboni, Slovak, Iván Ania, Javi Venta y Pablo Paz. Unos 45.000 espectadores en Mestalla.

Más información

Desde la misma puerta del vestuario, el Tenerife se presentó como un rival de una pieza. Nada de especulaciones. Pepe Mel sacó un conjunto rápido, atrevido y desafiante. Con la sana intención de hilar el fútbol desde su portería. Con una mezcla de presión asfixiante, con Slovak y Javi Venta, y de clase, con Hugo Morales. ¿Cómo es posible que este futbolista, Morales, fuera suplente el curso pasado, en Segunda, con Benítez en el banquillo tinerfeño?

Así que se les acumuló la faena a los defensores locales, que hubieron de emplearse a fondo. Especialmente uno: Pellegrino, que dio una lección magistral de cómo defenderse. En esta zaga se lleva toda la fama Ayala, pero sin la capacidad de Pellegrino para resolver problemas no brillaría tanto. Es mucho más eficaz Pellegrino que Ayala, aunque, por supuesto, mucho menos espectacular. Pellegrino, pues, evitó la victoria tinerfeña, pero también Palop con un par de paradas de mérito.

Aplatanado Albelda y obsesionado Aimar con el toque en corto -¿para cuándo un cambio de juego?-, el Valencia llegó arriba con cuentagotas. También, porque Mel advirtió que la principal vía del ataque valencianista es la banda izquierda, donde Kily González y Carboni se alían con Sánchez y Aimar. De ahí que el actual técnico del Tenerife mandara cavar zanjas por ese lado a Slovak y Javi Venta.

El Tenerife se abalanzó sobre su rival en los primeros minutos de cada parte. Abusó el Valencia toda la tarde de la conducción del balón, convirtiéndose en presa fácil de la presión tinerfeña. Benítez retiró a un gris Rufete por Angulo, que sería expulsado poco después por un empujón tan inocuo como estúpido a Marioni. Marioni, conocido como Jiménez antes de que encontrara un abuelo italiano por casualidad, hizo teatro: el empujón no fue para tanto. Pero le expulsó un árbitro sin personalidad. La expulsión puso al público por primera vez a favor de sus jugadores. Entonces, Benítez quiso asegurarse otro empate y sacó del campo a Aimar para meter a Marchena. Al público, lógicamente, no le gustó ni un pelo el cambio. Y tampoco a Aimar, que se fue con el diablo en el cuerpo. La falta de autoridad arbitral propició que los últimos minutos fueran una calamidad por ambas partes, con el balón tratado a patadas.

Salva se lamenta tras una ocasión perdida.TANIA CASTRO

Archivado En