Reportaje:INTERNACIONAL

Desastres Moulinex

Ofrecen un euro o un franco por la multinacional de electrodomésticos

Qué lejos los tiempos de los 'placeres Moulinex' prometidos en la publicidad. Tras declararse en suspensión de pagos hace un mes, el fabricante de electrodomésticos no sale del estado de coma. Dos administradores judiciales intentan encontrar alguien que se haga cargo, pero las dos únicas ofertas con visos de seriedad ofrecen, respectivamente, un euro y un franco por reanudar la actividad de producción. Eso sí, las dos se declaran interesadas en mantener la filial de Moulinex en España, que tiene tres centros de trabajo.

Sobre el grupo pesa una deuda colosal, valorada en 140.000 millone...

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Qué lejos los tiempos de los 'placeres Moulinex' prometidos en la publicidad. Tras declararse en suspensión de pagos hace un mes, el fabricante de electrodomésticos no sale del estado de coma. Dos administradores judiciales intentan encontrar alguien que se haga cargo, pero las dos únicas ofertas con visos de seriedad ofrecen, respectivamente, un euro y un franco por reanudar la actividad de producción. Eso sí, las dos se declaran interesadas en mantener la filial de Moulinex en España, que tiene tres centros de trabajo.

Sobre el grupo pesa una deuda colosal, valorada en 140.000 millones de pesetas a la altura de abril de 2001, que sin duda se agravó en los meses posteriores.

La banca acreedora presiona para que el grupo sea liquidado y recuperar así parte del riesgo con la venta de la producción almacenada, que fuentes sindicales valoran en 1.500 millones de francos (casi 38.000 millones de pesetas). Société Générale, BNP, Crédit Lyonnais, Banco San Paolo y otros precipitaron la suspensión de pagos al negarse a seguir financiando al grupo y han obtenido el bloqueo cautelar de la mercancía terminada, como garantía de las deudas contraídas por el fabricante de pequeños electrodomésticos.

El fabricante francés, declarado en suspensión de pagos en septiembre, no encuentra un comprador que evite su quiebra
Sobre el grupo pesa una deuda valorada en 140.000 millones de pesetas en abril y que sin duda se habrá agravado

En estas condiciones, un grupo autodenominado Euroland, que dice disponer de potentes garantías financieras, ha presentado una oferta de cuento de hadas: supuestos representantes del mismo, que dicen situado en Canadá, prometen 2.000 millones de dólares (370.000 millones de pesetas) para tomar el conjunto de Moulinex-Brandt, sin suprimir sus 11.000 empleos. La oferta resolvería el problema, si fuera seria, pero se ignora quién está detrás. La Secretaría de Estado para Industria ha abierto una investigación y los primeros datos son desalentadores: Euroland ni siquiera figura en la lista de las 1.000 empresas más importantes de Canadá.

Francamente menos generosa es la oferta de Seb, el principal competidor de Moulinex: a cambio de un euro, está dispuesto a tomar una parte de sus actividades y con 3.600 de sus empleados -de ellos, 1.856 en Francia-. Seb declaró un beneficio neto de 7,4 millones de euros en el primer semestre, 2,5 veces más que igual periodo de 2000, pero el crecimiento de sus ventas se limitó al 1,4%.

Para los administradores judiciales, Seb es una oferta posible, pero 'insuficiente'. Por el contrario, juzgan casi inviable la tercera, presentada por el fondo de inversiones Fidei, que dice estar dispuesto a mantener 5.000 empleos (3.000 en Francia), incluyendo parte de las fábricas en otros países. Pero Fidei condiciona su oferta a la recuperación de la mercancía bloqueada por la banca.

El panorama se presenta mejor para su filial de lavadoras, cocinas y frigoríficos. En el caso del gran electrodoméstico, los acreedores han aceptado un acuerdo con Patrick Puy, presidente de Moulinex, con el visto bueno de los administradores judiciales. Un poco de oxígeno permitirá respirar a esas actividades, agrupadas en la filial Brandt y consideradas más rentables.

La semana próxima está previsto que un tribunal de comercio de Nanterre decida sobre la viabilidad de las ofertas: si alguna fuera juzgada suficiente, el tribunal salvaría a Moulinex de la liquidación. Los trabajadores son pesimistas, pero los sindicatos no dejan de presionar a los bancos para que sean buenos con ellos, y al Gobierno de izquierda para que saque la varita mágica.

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