Reportaje:

La catedral electrónica

La sala Nitsa celebra con una ecléctica fiesta musical sus cinco años en el club Apolo de Barcelona

La historia comenzó hace ocho años en un minúsculo local de la plaza de Joan Llongueras de Barcelona. Allí fue donde la empresa Murmurtown montó las sesiones del Nitsa, un nombre que desde entonces está asociado en esta ciudad a la música electrónica. Tres años más tarde, el Nitsa comenzó a ocupar las noches de los viernes y los sábados en un vetusto local de la calle Nou de la Rambla llamado Apolo. El pasado jueves se cumplió el quinto aniversario de esta mudanza, y fue celebrado con una fiesta en la que actuó todo tipo de artistas, cuyas diversas músicas resumen el pálpito de un club que ha...

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La historia comenzó hace ocho años en un minúsculo local de la plaza de Joan Llongueras de Barcelona. Allí fue donde la empresa Murmurtown montó las sesiones del Nitsa, un nombre que desde entonces está asociado en esta ciudad a la música electrónica. Tres años más tarde, el Nitsa comenzó a ocupar las noches de los viernes y los sábados en un vetusto local de la calle Nou de la Rambla llamado Apolo. El pasado jueves se cumplió el quinto aniversario de esta mudanza, y fue celebrado con una fiesta en la que actuó todo tipo de artistas, cuyas diversas músicas resumen el pálpito de un club que ha sido pionero aquí en la difusión de unos sonidos que hoy gozan de máxima popularidad. Porque el Nitsa se ha convertido en la catedral electrónica de la ciudad.

Hace ocho años era una simple ermita casi solitaria en medio del páramo. La música electrónica aún no se había popularizado y apenas había lugares en la ciudad donde ésta sonase. Fue entonces cuando un par de personajes llamados Gaby y Serapi, mitad visionarios, mitad locos, concibieron una marca 'que pudiese unir música electrónica y pop por medio de una programación estable a la que había que buscar un acomodo físico', cuenta Coco, responsable de prensa de Murmurtown. Ese acomodo lo encontraron en la plaza de Joan Llongueras, donde entre otras cosas programaban lo que entonces se llamaba intelligent techno. Hoy ese tipo de música representada por sellos como Warp ya no se asocia al baile, sino a la electrónica pura y dura. Y es que los tiempos corren que es una barbaridad. Fue mezclando electrónica y pop como se acabó dotando de personalidad a las sesiones del Nitsa, sin hacerlas caer por ello en un eclecticismo errático. Cada viernes y sábado por la noche los amantes de la música electrónica sin etiquetas y del pop se dan cita en la puerta del Apolo, donde se encuentran con artistas que van del electro-pop al drum & bass pasando por el house, hip-hop, freestyle y breakbeat.

El resultado es un público diverso cuya edad arranca en los 18 años y puede llegar a los 30, público que, como indica Coco, 'no funciona como en el extranjero, donde las salas cultivan un solo estilo y conforman a un público que sólo desea consumir ese estilo'. 'En el Nitsa-Apolo', continúa, 'partimos de los rincones pop de la electrónica y nos hemos acabado abriendo a todo. En este sentido hemos arriesgado más que nadie definiendo a un público que ha crecido con nosotros'. Los ejemplos saltan a la vista en cualquier sesión. Desde la estética más austera propia de los amantes de las corrientes más duras, hasta las jovencitas que se licuan escuchando house bajo sus trenzas, pasando por los aprendices de intelectual con gafas de pasta negra que sólo escuchan pop-rock francés... Todos coinciden en el Nitsa-Apolo. Ocurrió en la noche de la fiesta de quinto aniversario, en la que amantes de la electrónica se dejaron despeinar con gusto por el empuje del rock agresivo de Experience, al mismo tiempo que disfrutaron con las ironías de un crooner trasnochado como Czerkinsky. El Nitsa ha cultivado muchos y muy variados gustos sin caer en las capillitas estéticas que diferencian a un público de otro. Pero la realidad de la Barcelona nocturna que envuelve al Nitsa está dejando una vez más solo al club, como en sus inicios. Ocurre que su soledad es ahora una soledad en compañía. Como indica Coco, 'ahora hay más de una veintena de clubes en Barcelona, pero al igual que en el extranjero estos clubes se están especializando en un estilo concreto. La mayor parte de ellos se dedica al house, y sólo suena house en sus sesiones'. El Nitsa, sin embargo, sigue fiel a su eclecticismo. Preguntar a uno de sus usuarios por sus gustos puede suponer hacer una lista de artistas tan amplia como ésta: David Holmes (freestyle); Todd Terry (house), Fantastic Plastic Machine (pop y electrónica); Derrick May (Detroit techno), 4 Hero (jungle), DJ Shadow (hip-hop) o Dmx Crew (electro). Todos han pasado por un Nitsa cuya personalidad comenzó a ser moldeada por el eclecticismo de Sideral, uno de los mejores pinchadiscos de Barcelona.

Hoy el Nitsa ya no está regido por la pareja fundadora, de la que sólo queda Gaby, pero la influencia de este club sigue siendo enorme. Durante cuatro años Nitsa ha montado la programación electrónica del festival de Beniccàssim, ahora ya dispone de su propio festival, el Primavera Sound, y también tiene una pequeña sala paralela denominada Astin.

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