Columna

Rato

El señor Rato está enfadado. Desde mi perspicacia de peatón de la historia lo deduzco de dos hechos objetivos: a) se niega a darle la mano a Luis Ramallo durante un traspaso de funciones; b) se sube por las paredes en el Congreso y acusa a los socialistas de haber chantajeado al PP en el transcurso del tráfico de miembros del Poder Judicial. Ante el acoso y derribo político emprendido contra su persona, Rato ha reaccionado de manera bien diferente a la de Piqué. El supuesto ministro de Asuntos Exteriores del Gobierno de Aznar, con Ercrós en los talones, adoptó una sabia actitud d...

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El señor Rato está enfadado. Desde mi perspicacia de peatón de la historia lo deduzco de dos hechos objetivos: a) se niega a darle la mano a Luis Ramallo durante un traspaso de funciones; b) se sube por las paredes en el Congreso y acusa a los socialistas de haber chantajeado al PP en el transcurso del tráfico de miembros del Poder Judicial. Ante el acoso y derribo político emprendido contra su persona, Rato ha reaccionado de manera bien diferente a la de Piqué. El supuesto ministro de Asuntos Exteriores del Gobierno de Aznar, con Ercrós en los talones, adoptó una sabia actitud de incomprendido ángel de la guardia de la lógica interna del neocapitalismo español, y ahí está codeándose con la crema del poder mundial.

Educada por las tensiones dialécticas de su juventud, no sólo Piqué, sino toda el ala leninista del Gobierno de Aznar demuestra una gran destreza cuando se ve acosada por los hechos. Celia Villalobos se buscó una coartada populista y no han podido con ella ni los ganaderos locos ni los productores de aceite de orujo; y a la excelentísima señora ministra de Cultura le han caído encima todos los claustros universitarios de España, pero ella aplica el principio leninista de que los hechos son más tozudos que las ideas y del análisis concreto de la situación concreta, tal como le enseñara Jordi Solé Tura en sus tiempos de muchacha universitaria militante en Bandera Roja.

Rato viene de la derecha tradicional, y, si ese sector zoohistórico no estuvo preparado ni para un frente popular de centro-izquierda en 1936, setenta años después se pone de los nervios si sus errores salen por televisión. Claro que Cabanillas ha declarado que el Gobierno respalda a Rato, pero los que estudiamos el curioso sistema de señales de Cabanillas Jr. llegamos a la conclusión de que no mantenía ese tono de voz con el que hasta ahora ha declarado inaugurados pantanos sin que el público lo advirtiera. Comunica tan bien Cabanillas Jr. que no comunica. El medio es el mensaje. Por eso nos alertó que, al comunicar el respaldo a Rato, pareciera desconcertado por tanta adecuación entre significado y significante. O es que tenía a Rato en los talones y sin querer tomarse el válium. Un peligro.

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