Columna

Intereses

Cuánta razón asiste a Aznar al concluir que no somos arcángeles. Nada más que unos lo son menos que otros, así se disfracen de banqueros de Dios sin importarles que el óbolo de los parroquianos se destine incluso a ensamblar las armas que carga el diablo. No tendrá que ver pero hay un banco llamado Espíritu Santo, que sería el colmo de la información privilegiada, el hilo directo con unas alturas hasta las que el broker más atrevido no osaría escalar.

Decíamos ayer que aunque mitrados, monjitas y probos funcionarios no hagan melindres, a otros sí nos inquieta no controlar por don...

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Cuánta razón asiste a Aznar al concluir que no somos arcángeles. Nada más que unos lo son menos que otros, así se disfracen de banqueros de Dios sin importarles que el óbolo de los parroquianos se destine incluso a ensamblar las armas que carga el diablo. No tendrá que ver pero hay un banco llamado Espíritu Santo, que sería el colmo de la información privilegiada, el hilo directo con unas alturas hasta las que el broker más atrevido no osaría escalar.

Decíamos ayer que aunque mitrados, monjitas y probos funcionarios no hagan melindres, a otros sí nos inquieta no controlar por donde trajinan los dinerillos excedentes del salario cuando les perdemos de vista. De ahí la reciente proliferación de posibilidades de inversión políticamente correctas (con garantía de no dañar la paz o el medioambiente), o de tarjetas de crédito cuyo uso asegura que un porcentaje del gasto irá a financiar actividades de voluntariado.Siempre irrumpirá algún pureta que descalifique a quienes secundan este tipo de iniciativas con el sobado argumento de que así se acallan las malas conciencias (y otros paralizantes bla,bla,bla), mientras aguarda la revolución mundial o el santo advenimiento de la justicia social infinita despotricando frente a unas birras.

Hace poco alguien me habló de EnClau, una red de financiación alternativa que ofrece la posibilidad de dar un uso ético al dinero al colaborar en la puesta en marcha de proyectos, tanto aquí como en los países del Sur. Los llamados en la jerga productos financieros son la Libreta Solidaria y el Depósito Solidario. Esto quiere decir que de los intereses netos renunciamos a la mitad, que engrosa un fondo destinado a poner en marcha iniciativas contra la exclusión social, por el comercio justo, los derechos de la mujer y en defensa del medioambiente. Componen la red las ONG Atelier, Ingeniería Sin Fronteras, Iuna y Cerai. La Caixa Popular, aporta una parte proporcional y se compromete a destinar el ahorro captado a la concesión de créditos para proyectos de alta rentabilidad social.( Para gente interesada por estos intereses tan interesantes: 96 377 44 63.)

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