CARTAS AL DIRECTOR

El precio de actuar o no actuar

En todos los diarios del mundo, en foros de discusión pública, hasta en el seno de cada hogar se discute con preocupación la expectativa de la primera guerra del siglo XXI. Una guerra sin precedentes para los estrategas militares contemporáneos, con un enemigo invisible, sin campo de batalla definido y, por ende, sin un plan de ataque bien planteado. Realmente, un reto complicado para las democracias del mundo occidental, que trae consigo un alto precio en recursos humanos y materiales.

Al mismo tiempo debemos contemplar el precio a pagar si no se actúa decisivamente y a corto plazo en ...

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En todos los diarios del mundo, en foros de discusión pública, hasta en el seno de cada hogar se discute con preocupación la expectativa de la primera guerra del siglo XXI. Una guerra sin precedentes para los estrategas militares contemporáneos, con un enemigo invisible, sin campo de batalla definido y, por ende, sin un plan de ataque bien planteado. Realmente, un reto complicado para las democracias del mundo occidental, que trae consigo un alto precio en recursos humanos y materiales.

Al mismo tiempo debemos contemplar el precio a pagar si no se actúa decisivamente y a corto plazo en contra del terrorismo internacional. Tendríamos que aprender a vivir con temor e incertidumbre, sin proyecciones certeras al futuro, sin rumbo, y hasta contemplar la posibilidad de la desaparición de la cultura occidental, que no es exageración.

¿Quién hubiese creído si le dicen un día antes del 11 de septiembre que en breve no quedaría piedra sobre piedra en el sitio donde se erguían las Torres Gemelas del Worl Trade Center en Nuva York? Sonaría como una broma de mal gusto, algo imposible. Pero ya lo vimos, lo que parecía un símbolo inamovible del poderío económico de Estados Unidos dejó de existir. Entonces, ¿cuánto más será posible?

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Sin caer en nacionalismos, reflexionemos en el reto que tenemos por delante como civilización. Debemos reconocer que estamos ante el enemigo de siempre, el de todas la guerras, que no es una religión, raza, grupo de personas o naciones; es la intolerancia, los fanatismos, la ignorancia y el absolutismo, que se preñaron de mentiras y han dado a luz un nuevo engaño. ¡Cuidado!, no caigamos en la trampa debido a la impaciencia, pero tampoco seamos indiferentes, no sea que caigamos de brazos cruzados.

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