El órdago de los democristianos

Faltan 63 días para el 2 de diciembre. Ese día, Unió y Convergència suscribirán el pacto que los convertirá formalmente en una federación de partidos. Hasta entonces, ambas fuerzas se sumergirán en unas arduas negociaciones, de cuyos resultados depende la continuidad de una coalición que lleva gobernando en Cataluña desde 1980. Y tanto Unió como Convergència lucharán por colocarse en la mejor posición de salida.

Perdida la batalla por la sucesión de Jordi Pujol con el nombramiento de Artur Mas, los democristianos de Duran Lleida consiguieron arrancar a sus socios un pacto de federación ...

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Faltan 63 días para el 2 de diciembre. Ese día, Unió y Convergència suscribirán el pacto que los convertirá formalmente en una federación de partidos. Hasta entonces, ambas fuerzas se sumergirán en unas arduas negociaciones, de cuyos resultados depende la continuidad de una coalición que lleva gobernando en Cataluña desde 1980. Y tanto Unió como Convergència lucharán por colocarse en la mejor posición de salida.

Perdida la batalla por la sucesión de Jordi Pujol con el nombramiento de Artur Mas, los democristianos de Duran Lleida consiguieron arrancar a sus socios un pacto de federación nada desdeñable para sus intereses. Hasta el punto de que en CDC se alzan algunas voces críticas a este ya intocable acuerdo.

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Ambos partidos deben repartirse las candidaturas a la alcaldía de Barcelona y al Congreso de los Diputados. Y los dirigentes de Unió apuestan fuerte. Piensan lanzar un órdago a CDC para encabezar la lista de las elecciones generales de 2004. Por ello, pretenden desplazar de Madrid a Xavier Trias para que, en 2003, se riña con Joan Clos por la alcaldía de Barcelona. Pero Trias, aunque se marchó a regañadientes a Madrid, quiere continuar en su escaño de diputado para saborear la pérdida más que probable de la mayoría absoluta del PP en las próximas generales y poder influir en la política gubernamental. No son pocos los convergentes que opinan que Trias se replantearía su futuro en la política si el partido le obliga a regresar a Barcelona.

Los democristianos consideran prioritaria esta candidatura y quieren que la decisión se tome antes del 2 de diciembre. En CDC, no tienen prisa. Ni tampoco para que Pujol abra una nueva crisis en su Gobierno, la tercera en lo que va de año, para dar cabida a otro consejero democristiano. Unió defendía este verano un amplio reajuste antes de la moción de censura. No lo consiguió. Ahora ha propuesto llevarlo a cabo antes de la firma del pacto de federación. Pero los convergentes no sólo discrepan del calendario sino que limitan los cambios a un único departamento. El destino del nuevo consejero de Unió (Sanidad, Cultura o Medio Ambiente) podría reabrir las disputas con sus socios.

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