Reportaje:

¿Piedra o piedrecita?

La investigación de Bruselas a la textil Puigneró puede dificultar su venta, aunque la empresa lo niega

La textil Puigneró no ha ganado para disgustos este año. El último ha sido el expediente que le ha abierto a la empresa la Comisión Europea para esclarecer si el crédito de 2.000 millones de pesetas que recibió de la Generalitat para ayudar a remontar la suspensión de pagos atenta contra la competencia. El director general de la empresa, Pere Puntí, asegura estar tranquilo porqué 'todo está en orden'.

La empresa está en proceso de reconversión y busca un socio que tome una participación mayoritaria. La investigación de Bruselas 'es sólo una piedrecita en el camino', asegura el director ...

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La textil Puigneró no ha ganado para disgustos este año. El último ha sido el expediente que le ha abierto a la empresa la Comisión Europea para esclarecer si el crédito de 2.000 millones de pesetas que recibió de la Generalitat para ayudar a remontar la suspensión de pagos atenta contra la competencia. El director general de la empresa, Pere Puntí, asegura estar tranquilo porqué 'todo está en orden'.

La empresa está en proceso de reconversión y busca un socio que tome una participación mayoritaria. La investigación de Bruselas 'es sólo una piedrecita en el camino', asegura el director general, pero otras fuentes empresariales no dudan en afirmar que es una verdadera piedra en el camino para vender la empresa a un socio que asegure su futuro. La salud de Puigneró es decisiva en la comarca de Osona, ya que es la única gran empresa en una comarca muy poco industrializada y emplea a un millar de trabajadores.

Un revés comunitario sería grave en la comarca de Osona, casi sin empleo industrial

'Preferiría que la Comisión Europea no hubiera abierto un expediente para investigar los detalles del crédito que el Instituto Catalán de Finanzas concedió a Puigneró, pero no es una cuestión que me quite el sueño'. Puntí se incorporó a la empresa el año pasado. La mayor textil catalana estaba a punto de naufragar y las ayudas públicas a la empresa estuvieron condicionadas a apartar de la gestión a su dueño, Josep Puigneró, que creó la empresa en 1956.

La textil ha presentado una suspensión de pagos con una deuda de 24.446 millones de pesetas y ha aplicado un expediente de regulación de empleo que ha dejado en la calle a unos 300 trabajadores. En los últimos tres años, la plantilla ha pasado de 2.200 a 1.100 empleados.

Puigneró trata de concentrarse en los procesos más rentables: los acabados y el diseño. 'Si alguien entra en la empresa, no querrá la parte de tejidos e hilados, sino los acabados, que es donde más dinero se gana', se dice en medios empresariales que conocen bien la textil.

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El objetivo es dividir la empresa en dos partes: una que se encargue del proceso de hilatura y otra sociedad que se ocupe de los tejidos y acabados.

La transformación que está llevando a cabo la textil Puigneró es de gran envergadura, pero aún quedan por resolver los dos principales objetivos: hacer frente a una deuda de 17.500 millones de pesetas contraída con la Seguridad Social y Hacienda, y buscar socios tecnológicos o financieros que garanticen la viabilidad de la empresa, que está negociando con la textil mexicana Kautex, la primera del país.

Puntí no quiere avanzar el estado de las negociaciones con las administraciones ni con Kautex u otros posibles socios hasta que llegue a un acuerdo definitivo: 'Es un proceso largo y se tiene que ir ligando, pero por ahora vamos bien encaminados, dentro de la gravedad y la dificultad de la situación. Por eso prefiero callar y hacer más'.

La viabilidad de Puigneró pasa por la incorporación de uno o más socios. Por ahora, el único nombre que se conoce es el de Kautex, cuya facturación alcanza 150.000 millones de pesetas . Kautex reúne los requisitos que busca Puigneró: que sea del sector, que conozca el negocio, que no busque realizar una operación especulativa y que alcance un acuerdo razonable con los acreedores. Ésta es la segunda vez que la empresa mexicana se interesa por Puigneró, ya que en 1998 y 1999 ya intentó comprar la sociedad.

De todas formas, Puntí cree que hacen falta más socios. Ya se han iniciado contactos con una empresa española que no pertenece al sector textil y se está negociando con un tercer socio en un aspecto puramente financiero, dicen fuentes cercanas a la empresa.

Mientras tanto, la textil parece haber perdido fuelle. El plan de viabilidad de Puigneró preveía para este año una facturación de unos 15.000 millones de pesetas, pero las previsiones rebajan esta cifra hasta 12.000 millones, al límite de lo sostenible. En el año 2000 se facturaron 14.900 pesetas. En cuanto a pérdidas, se espera mejorar el cash flow en el 80% respecto a las cifras del 2000 y pasar de unas pérdidas de 2.200 millones a 500.

Por otra parte, después de unos primeros meses en pie de guerra, el comité de empresa del centro de Roda de Ter se muestra satisfecho de cómo va todo. Antonio Pérez, que lleva 30 años en la empresa y más de 25 en el comité, asegura que 'ahora las cosas han cambiado y se ve una voluntad de buscar soluciones y poner orden'. Pérez ofrece a la empresa el respaldo del comité siempre que se siga por este camino. Un camino que, por el momento, les permite cobrar cuando toca después de 'ocho años mal cobrando los salarios'.

Vender suelo, pagar deudas

Pese al hermetismo con que prefiere trabajar Puigneró, ya se conocen algunos de los objetivos de la empresa. Para pagar la deuda con la Administración, se está perfilando un proyecto de parcelación de la planta que Puigneró tiene en Roda de Ter, de 90.000 metros cuadrados. La venta de parte del espacio podría reportar a la empresa unos 10.000 millones de pesetas. Las negociaciones en este sentido van por buen camino y la Administración podría estar dispuesta a retirar el embargo para permitir la venta de la nave y cobrar en activos el dinero que se le debe. El terreno mantendría, según los intereses del Ayuntamiento de Roda de Ter, la calificación de industrial, ya que se trata de la única zona de este tipo en la localidad y, además, permitiría asegurar puestos de trabajo. El centro de Roda de Ter es el que tiene un mayor valor en el mercado y prescindir de él no compromete el proyecto empresarial de Puigneró porque es la planta menos utilizada. Actualmente ya sólo se utiliza el 15% del espacio disponible en la fábrica y cuenta con la mitad de personal que un año atrás: 225 trabajadores.

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