VUELTA 2001 | Undécima etapa

Pantani se fue en el anonimato

Marco Pantani, el hombre que teñía al autobús de amarillo, decidió por fin bajarse de la bicicleta y dejar la Vuelta. Fue un abandono casi anónimo; en el kilómetro 43, cuando el Pirata ya veía que la etapa podía ser excesiva para su escasa preparación. Se corría deprisa y Pantani, como siempre acompañado de su escuadra, sus trabajadores vestidos de amarillo, empezó enseguida a marchar con el gancho, estaba fundido, no podía más. Mandó a sus fieles adelante, les dio ya libertad de acción y llamó a su coche. Habló un poco con Alessandro Giannelli, su director, y finalmente cruzó los brazos y dij...

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Marco Pantani, el hombre que teñía al autobús de amarillo, decidió por fin bajarse de la bicicleta y dejar la Vuelta. Fue un abandono casi anónimo; en el kilómetro 43, cuando el Pirata ya veía que la etapa podía ser excesiva para su escasa preparación. Se corría deprisa y Pantani, como siempre acompañado de su escuadra, sus trabajadores vestidos de amarillo, empezó enseguida a marchar con el gancho, estaba fundido, no podía más. Mandó a sus fieles adelante, les dio ya libertad de acción y llamó a su coche. Habló un poco con Alessandro Giannelli, su director, y finalmente cruzó los brazos y dijo: 'No puedo más. He legado a mi límite'. Pantani marchaba el 117º de la general, a más de una hora de Beloki. Abandonó en la etapa reina, en su territorio. Un hombre perdido, sin magia, sin fortuna. Un ciclista más.

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'Es la peor Vuelta en la que podía haberme planteado reaparecer', dijo el italiano que perdió el alma cuando le expulsaron por exceso de hematocrito del Giro de 1999. 'Las etapas son cortas y explosivas. No da tiempo a coger el ritmo. Y se corre muy deprisa. 'Me sentía muy mal', añadió Pantani. 'He perdido peso todos los días, ando bajo de presión, no recupero, pero aquí no ha terminado mi temporada'.

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