Un congreso sin enmiendas

El consejo nacional de Convergència cerró ayer los últimos flecos políticos pendientes antes de convocar el congreso extraordinario que el partido nacionalista celebrará el 28 de octubre para ratificar la nueva federación con sus socios democristianos de Unió Democràtica (UDC). Los dirigentes aprobaron el reglamento del congreso con 231 votos a favor y dos abstenciones y sólo quedan pendientes aspectos técnicos, como el emplazamiento. La dirección baraja como hipótesis más probable que el cónclave se celebre en Tarragona.

El reglamento aprobado ayer no prevé la posibilidad de que los mi...

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El consejo nacional de Convergència cerró ayer los últimos flecos políticos pendientes antes de convocar el congreso extraordinario que el partido nacionalista celebrará el 28 de octubre para ratificar la nueva federación con sus socios democristianos de Unió Democràtica (UDC). Los dirigentes aprobaron el reglamento del congreso con 231 votos a favor y dos abstenciones y sólo quedan pendientes aspectos técnicos, como el emplazamiento. La dirección baraja como hipótesis más probable que el cónclave se celebre en Tarragona.

El reglamento aprobado ayer no prevé la posibilidad de que los militantes puedan presentar enmiendas al texto que elaborará la dirección. El millar de delegados al congreso sólo tendrán dos opciones, sin la posibilidad de hacer ningún matiz: o sí o no a las propuestas oficiales en bloque.

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El secretario general de CDC, Artur Mas, y el secretario de Organización, Lluís Maria Corominas, justificaron esta decisión por la complejidad de los acuerdos ya alcanzados con Unió, que no pueden revisarse tras el congreso.

En su intervención ante el consejo nacional, el presidente de CDC, Jordi Pujol, volvió a referirse a la importancia que a su juicio tiene el paso que van a emprender en el congreso extraordinario: Convergència i Unió (CiU), que actualmente es sólo una coalición electoral, se transformará en una federación, lo que implica reforzar los lazos entre ambas formaciones sin llegar a la fusión en un solo partido.

La creación de CiU como un único partido es un objetivo largamente perseguido por Convergència y el propio Pujol, al que siempre se ha resistido Unió.

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