Tribuna:A DEBATE

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La dimisión de Josep Caminal como responsable máximo del Fòrum Universal de les Cultures ha explicitado las dificultades reales que supone definir un proyecto que no tiene precedente. Se recuerda que nació como sustitución de la candidatura de Barcelona como sede de una Exposición Universal. Creo que fue una suerte que, por razones técnicas, quedara descartada esta opción. Las exposiciones universales corresponden a paradigmas culturales que han entrado en crisis.

La etapa que ahora termina no consiguió definir suficientemente los contenidos del Fòrum. Se clarificaron los proyectos urba...

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La dimisión de Josep Caminal como responsable máximo del Fòrum Universal de les Cultures ha explicitado las dificultades reales que supone definir un proyecto que no tiene precedente. Se recuerda que nació como sustitución de la candidatura de Barcelona como sede de una Exposición Universal. Creo que fue una suerte que, por razones técnicas, quedara descartada esta opción. Las exposiciones universales corresponden a paradigmas culturales que han entrado en crisis.

La etapa que ahora termina no consiguió definir suficientemente los contenidos del Fòrum. Se clarificaron los proyectos urbanísticos de la zona del Besós, pero parece como si el Fòrum fuera simplemente un pretexto para operaciones inmobiliarias e inversiones públicas. Ahora llega el momento de recuperar las intuiciones iniciales. Se trata de que Barcelona organice un gran diálogo intercultural sobre la construcción de la seguridad y la paz, sobre el desarrollo sostenible y sobre el valor de todas las identidades culturales para construir una globalidad aceptable. El Fòrum tiene que convocar a las personas y a los grupos que, en todos los continentes, representan las ideas y las experiencias más avanzadas en estos tres ámbitos.

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El Fòrum debería evitar dos peligros. El primero es su conversión en un gran espectáculo. No sería satisfactorio reducirlo a un festival de las artes. Su ambición tiene que ser más elevada. Por esta razón es importante confiar su dirección a personas con un perfil cultural sólido y abierto. El segundo peligro es evitar el diálogo con los sectores más críticos respecto a los paradigmas vigentes en el orden político, económico y social. Sin riesgo el Fòrum se convertiría en una propuesta que no sintonizaría con los valores emergentes. Por esta razón sería deseable una despolitización en la dirección del Fòrum para que se pueda organizar un diálogo no condicionado por el corto término que impone la vida política ni por concepciones de la cultura demasiado convencionales propias de las administraciones gubernamentales.

Fèlix Martí es Director del Centre UNESCO de Catalunya

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