OPINIÓN DEL LECTOR

Fiestas okupas

Escenario: la zona del puente de Vallcarca, en Barcelona. Situación: una fiesta en el complejo okupado bajo el puente produce un ruido de mil demonios. Horario: las dos de la madrugada (de un día laborable). Un currante de a pie (yo) llama por teléfono a la Guardia Urbana, que pagamos todos, para denunciar el estrépito y pedir que pongan fin a la tortura sonora. Respuesta: 'Si es en una casa de okupas nosotros no vamos, no queremos líos, llame a la Guardia Civil'. El pobre currante insiste: 'Pero oiga, que no puedo dormir'. Nueva respuesta (de mal tono): 'Y no vuelva a llamar, ba...

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Escenario: la zona del puente de Vallcarca, en Barcelona. Situación: una fiesta en el complejo okupado bajo el puente produce un ruido de mil demonios. Horario: las dos de la madrugada (de un día laborable). Un currante de a pie (yo) llama por teléfono a la Guardia Urbana, que pagamos todos, para denunciar el estrépito y pedir que pongan fin a la tortura sonora. Respuesta: 'Si es en una casa de okupas nosotros no vamos, no queremos líos, llame a la Guardia Civil'. El pobre currante insiste: 'Pero oiga, que no puedo dormir'. Nueva respuesta (de mal tono): 'Y no vuelva a llamar, basta'. Abracadabrante. Más aún porque como a un currante de a pie se le ocurra hacer un poquito más de ruido de lo normal en una cena en casa se le plantan los de la Guardia Urbana en un periquete y se acabó. Conclusión: los okupas tienen bula. Moraleja: hazte okupa y ¡viva la marcha!

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