De Madrid... al suelo

Vaya esta misiva dedicada al sufrido ciudadano de a pie que no sólo tiene la desgracia de pasar parte del verano a cuarenta y tantos grados en la capital, sino que además ha de arriesgar su integridad física intentando sortear los miles de obstáculos que va encontrando por las ¿aceras?

Pues sí, hablando con un amigo de esta guisa y conociendo éste mi poca afición por las heroicidades físicas, se extrañó de que pasara parte de mis vacaciones postrada con una escayola. Y es que, visto lo visto, si lo que se pretende es hacer deportes de riesgo, recomiendo a los madrileños que no salgan de...

Vaya esta misiva dedicada al sufrido ciudadano de a pie que no sólo tiene la desgracia de pasar parte del verano a cuarenta y tantos grados en la capital, sino que además ha de arriesgar su integridad física intentando sortear los miles de obstáculos que va encontrando por las ¿aceras?

Pues sí, hablando con un amigo de esta guisa y conociendo éste mi poca afición por las heroicidades físicas, se extrañó de que pasara parte de mis vacaciones postrada con una escayola. Y es que, visto lo visto, si lo que se pretende es hacer deportes de riesgo, recomiendo a los madrileños que no salgan de su ciudad. Eso sí, un buen paseíto por las obras matritenses es ideal para estimular la adrenalina. Pues aun así tenemos turistas (todavía).

Por tanto, yo le diría al responsable de este desaguisado que, viendo cómo está siempre Madrid, ¿acaso las obras permanentes no sean como los biombos y obedezcan pura y llanamente a una falta total y exclusiva de obra? Como reza ese dicho tan popular 'de Madrid al cielo', eso sí, pasando antes por el suelo.