Machado y Guiomar se citan en Segovia

Antonio Machado y Pilar de Valderrama, Guiomar, vuelven a mantener un diálogo en Segovia, donde se inició su relación romántico-platónica en 1928; el Cántico espiritual se escucha en la intimidad de la noche junto a una escultura en bronce de san Juan de la Cruz, el poeta místico; y el buscón don Pablos se toma la libertad de criticar el lenguaje ...

Antonio Machado y Pilar de Valderrama, Guiomar, vuelven a mantener un diálogo en Segovia, donde se inició su relación romántico-platónica en 1928; el Cántico espiritual se escucha en la intimidad de la noche junto a una escultura en bronce de san Juan de la Cruz, el poeta místico; y el buscón don Pablos se toma la libertad de criticar el lenguaje chachi de los jóvenes, aunque también se sitúa en el papel que le encomendó Quevedo. Poetas y personajes literarios cobran vida todas las noches de agosto en unas rutas teatralizadas por las calles de la capital segoviana.

Aunque está concebido para mejorar la oferta de la ciudad como destino turístico, el actor y director del proyecto, Nemer Salamún, destaca su carácter cultural, como un intento de provocar al espectador con el fin de que vuelva a leer y que 'quite el polvo' a algunos textos destacados de la literatura española, tras conocer los lugares por los que pasaron sus autores o donde vivieron sus historias.

Si el visitante elige el itinerario Cenizas de la historia, tendrá la oportunidad de situarse bajo el balcón de la casa-museo de Antonio Machado, una antigua y humilde pensión en la que vivió el poeta durante casi doce años, desde que llegó a Segovia como catedrático de francés de instituto, el 26 de noviembre de 1919.

Guiomar, cuyo papel encarna la actriz Beatriz Arribas, pide la ayuda del público para reclamar la atención del autor de Campos de Castilla y todos recitan: '¿Y ha de morir contigo el mundo tuyo, / la vieja vida en orden tuyo o nuevo? (...)'. Tras un recorrido por varias calles del recinto histórico, incluida la judería, el público llega al Arco del Socorro, una de las puertas de entrada a la ciudad antigua por la muralla, donde Quevedo sitúa la historia del Buscón llamado don Pablos, ejemplo de vagamundos y espejo de tacaños, quien defiende el idioma castellano y adquiere la licencia de polemizar con los más jóvenes y su nuevo lenguaje o vincula al Dómine Cabra, el clérigo cerbatana, con el último gordo de la lotería de Navidad.