Roto el silencio

Definitivamente roto. Quiero felicitar a Juan José Tamayo-Acosta por la valentía del artículo aparecido en este periódico, el pasado 16 de agosto, titulado Rompiendo el silencio sobre el Opus Dei y aplaudir a ELPAÍS por la generosidad de su publicación. No es fácil salir a la palestra con la única arma de la conciencia escrita y desempolvar un tema tan espinoso y quebradizo como el Opus, máxime cuando vivimos tiempos de conservadurismo moral y político. A la larga nómina, sabiamente distribuida por el teólogo, habría que sumar algunas figuras importantes de nuestra política instituciona...

Definitivamente roto. Quiero felicitar a Juan José Tamayo-Acosta por la valentía del artículo aparecido en este periódico, el pasado 16 de agosto, titulado Rompiendo el silencio sobre el Opus Dei y aplaudir a ELPAÍS por la generosidad de su publicación. No es fácil salir a la palestra con la única arma de la conciencia escrita y desempolvar un tema tan espinoso y quebradizo como el Opus, máxime cuando vivimos tiempos de conservadurismo moral y político. A la larga nómina, sabiamente distribuida por el teólogo, habría que sumar algunas figuras importantes de nuestra política institucional, gentes que deciden nuestra vida cotidiana. Me llama la atención que se intente criminalizar con verdadero odio a diversos grupos supuestamente denominados 'antisistema' y no se persiga con la misma inquina a una organización confesional como el Opus Dei, claramente antidemocrática y comprometida con los más ricos. Es evidente, y así lo demuestran las numerosas consignas regaladas por tan insigne lobby religioso, que el pensamiento crítico se encuentra sometido a una férrea persecución informacional, pero aún quedan voces que desde distintas opciones siguen alimentando la vieja idea de libertad pese a quien pese, ya sea el Vaticano o La Moncloa. Definitivamente, el silencio se ha roto.