Aprobado y suspensos

El gobierno municipal de Barcelona, en términos generales, recibe un suspenso, aunque algunos de sus miembros superan el examen. Entre ellos, José Ignacio Cuervo, responsable de limpieza; Marina Subirats, (Enseñanza), y Ferran Mascarell (Cultura), que, eso sí, se quedan en el cinco pelado. Esta es la evaluación que hace CiU de la gestión municipal en el curso que ahora expira y así lo explicó ayer su presidente, Joan Puigdollers. 'No puedo decir que todo va mal, no es mi estilo', dijo. Pero la lista de lo, en su opinión, criticable es amplia.

Lo peor, la convivencia en la calle: la dobl...

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El gobierno municipal de Barcelona, en términos generales, recibe un suspenso, aunque algunos de sus miembros superan el examen. Entre ellos, José Ignacio Cuervo, responsable de limpieza; Marina Subirats, (Enseñanza), y Ferran Mascarell (Cultura), que, eso sí, se quedan en el cinco pelado. Esta es la evaluación que hace CiU de la gestión municipal en el curso que ahora expira y así lo explicó ayer su presidente, Joan Puigdollers. 'No puedo decir que todo va mal, no es mi estilo', dijo. Pero la lista de lo, en su opinión, criticable es amplia.

Lo peor, la convivencia en la calle: la doble fila, las motos por las aceras, la venta ambulante, el ruido. Le sigue el tránsito. También está mal la seguridad ciudadana y empiezan a deteriorarse, dijo, las prestaciones sociales. Puigdollers añadió que la política cultural es escasa y la participación ciudadana está bajo mínimos y amenazada de extinción por el nuevo reglamento, que pretende suprimir el turno de intervenciones de los ciudadanos tras los plenos de los distritos.

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Especialmente preocupante es, siguió, la larga espera que supone tomar un autobús. Y dio cifras: en el año 1996 usaron el transporte de superficie 207 millones de viajeros. El pasado ejercicio se cerró con cuatro millones menos.

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