COYUNTURA INTERNACIONAL

Asimetrías monetarias

Con alta probabilidad el Banco Central Europeo (BCE), que hoy celebra nueva reunión de su consejo de gobierno, volverá a mirar al cielo y silbar, dejando ver que no va con él la tarea de aportar granitos de arena al apuntalamiento de un castillo económico mundial que tiene demasiados flancos dañados como para pensar que es problema de un país en concreto, y que por tanto sólo a él incumbe la responsabilidad de la superación. Es cierto que es en Estados Unidos donde ha adquirido mayores dosis de severidad la contracción económica. Y, en esa justa correspondencia con el carácter localizado del d...

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Con alta probabilidad el Banco Central Europeo (BCE), que hoy celebra nueva reunión de su consejo de gobierno, volverá a mirar al cielo y silbar, dejando ver que no va con él la tarea de aportar granitos de arena al apuntalamiento de un castillo económico mundial que tiene demasiados flancos dañados como para pensar que es problema de un país en concreto, y que por tanto sólo a él incumbe la responsabilidad de la superación. Es cierto que es en Estados Unidos donde ha adquirido mayores dosis de severidad la contracción económica. Y, en esa justa correspondencia con el carácter localizado del deterioro económico iniciado a finales del pasado año, ha sido también aquel país el que mayores esfuerzos, sobre todo de estímulo monetario, ha realizado para superar la situación.

Nada menos que en seis ocasiones, y por un importe total de 2,75%, ha llevado a cabo descensos de su tipo de interés la reserva Federal desde principio de año. Y, en su discurso de ayer ante el Congreso, el presidente de la misma venía a reconocer que eso es lo que había que hacer, y proablemente lleve a cabo algún descenso adicional, si el deterioro del mercado de trabajo termina por dañar seriamente al consumo, y este a su vez a la inversión. Y, por encima de todo, un mensaje: aunque la tendencia económica secular sigue siendo favorable, la política monetaria debe ser sensible a los shocks económicos de corto y medio plazo, aunque ello se traduzca en variabilidad de los tipos de interés a corto plazo. Vamos, que la política monetaria está para comprometerse, aunque en ocasiones se equivoque.

Qué gran diferencia con nuestro BCE. No se cansó al inicio de año de repetir que el problema era de EE UU y que la economía europea estaba a salvo de la contracción en aquel país; y cuando en mayo se convenció de que el contagio tambien llegaba a Europa se descolgó con un cuartillo de bajada, la undécima parte del estímulo monetario promovido por la Fed. Por eso, aunque los vientos del otro lado del Atlántico siguen siendo feos, y la inflación en Europa

ha mostrado un favorable comportamiento en junio, con una cesión hasta el 3% desde el 3,4% del mes anterior, me temo que nuestro ultraortodoxo, y poco dado a los movimientos de tipos, BCE de nuevo nos deje con las ganas de un descenso, no sea que se le vaya la mano y tenga que subir dentro de unos cuantos meses.

(*) Socio de Analistas Financieros Internacionales y Catedrático de la Universidad Autónoma de Madrid.

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