De la 'confusión de intereses' a los 'artificios contables'

La detallada descripción de hechos que relata la sentencia dibuja un panorama desolador de la gestión que se llevó a cabo en IGS-PSV, donde regía un 'sistema de contabilidad centralizada y de caja única' en el que 'el dinero disponible se aplicaba a aquello que hacía falta en cada momento'. 'Confusión de intereses', resume la sentencia. Nadie se llevaba el dinero de un proyecto que, según los jueces, 'sólo era una cooperativa en su forma jurídica', pero ese dinero se destinaba tanto a la construcción de las viviendas comprometidas como a proyectos especulativos que, se suponía, generarían impo...

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La detallada descripción de hechos que relata la sentencia dibuja un panorama desolador de la gestión que se llevó a cabo en IGS-PSV, donde regía un 'sistema de contabilidad centralizada y de caja única' en el que 'el dinero disponible se aplicaba a aquello que hacía falta en cada momento'. 'Confusión de intereses', resume la sentencia. Nadie se llevaba el dinero de un proyecto que, según los jueces, 'sólo era una cooperativa en su forma jurídica', pero ese dinero se destinaba tanto a la construcción de las viviendas comprometidas como a proyectos especulativos que, se suponía, generarían importantes plusvalías. Todo ello aderezado con maniobras -'artificios contables'-, según la sentencia, que cuadraban las cuentas de hasta 23 empresas que llegaron a depender de IGS, poco menos que a martillazos.

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UGT, según el relato de los hechos, 'se liberó de empresas deficitarias (Tipografía Torreblanca, Libertur, la aseguradora Unial) y creó una fuente de ingresos por la prestación de determinados servicios', por los que llegó a ingresar más de 1.000 millones de pesetas con contratos como los que establecían un pago de 80.000 pesetas al sindicato por cada piso vendido. Nada ilegal, pero sí determinante, según los jueces, para que todo el caso acabara 'en una deuda de la gestora IGS con la cooperativa PSV de 7.400 millones de pesetas' que determinó 'la iliquidez, suspensión y fracaso del proyecto'.

Y en medio de todo ese marasmo de cuentas, traspasos, compraventas que generaban plusvalías discutibles y proyectos faraónicos, como el de la Esfera Armilar en Madrid, el gerente, Carlos Sotos. 'Sotos es la persona que planifica, dirige, administra y ejecuta de forma presidencialista', afirma el ponente de la sentencia. 'Nada se decide o se hace sin que Sotos dé su visto bueno', concluye. A favor del único acusado, un hecho: 'Lejos de destruir u ocultar información, [Sotos] facilita toda la que tiene, lo que permite investigar qué ocurrió y sancionarle por su proceder ilícito'.

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