Reportaje:

Tesoros de sonido y armonía

El Museo Cerralbo expone hasta finales de septiembre 24 instrumentos musicales únicos por su rara belleza

Violero es el nombre que se da al constructor de violines. De todos los violeros, su gran maestro fue Antonio Stradivari. Vivió entre 1644 y 1737. De su taller de Cremona surgió en los primeros años del siglo XVIII el auténtico canon de estos instrumentos musicales de arco, ideados para transmitir las emociones más hondas. Desde ayer, y hasta el próximo 30 de septiembre, una de las mejores piezas del violero cremonense se exhibe con otras 23 joyas musicales, pianos, flautas, salterios, incluso metrónomos, en el Museo Cerralbo, en la calle de Ventura Rodríguez, edificado en 1893 en pleno barrio...

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Violero es el nombre que se da al constructor de violines. De todos los violeros, su gran maestro fue Antonio Stradivari. Vivió entre 1644 y 1737. De su taller de Cremona surgió en los primeros años del siglo XVIII el auténtico canon de estos instrumentos musicales de arco, ideados para transmitir las emociones más hondas. Desde ayer, y hasta el próximo 30 de septiembre, una de las mejores piezas del violero cremonense se exhibe con otras 23 joyas musicales, pianos, flautas, salterios, incluso metrónomos, en el Museo Cerralbo, en la calle de Ventura Rodríguez, edificado en 1893 en pleno barrio de Argüelles.

La exposición se denomina Instrumentos Musicales Históricos. Testimonio del desarrollo de cien industrias y artesanías, es una apuesta de la Dirección General de Bellas Artes del Ministerio de Cultura. Muestra a expertos y legos que la aportación instrumental de la música española no se ciñe a panderetas, castañuelas y guitarras, tópicos vigentes aún entre eruditos de emporios musicales europeos, sino que incluye además tesoros hasta ahora desconocidos que hoy se enseñan dentro de los recorridos de un recinto museístico de ambiente, centrado en el pletórico, y ahora musical, siglo XIX. La exposición ha sido comisariada por Cristina Bordas, historiadora de la Música y profesora de la Universidad Complutense.

El malagueño José Gallegos ideó la 'guitarpa', de 35 cuerdas, mezcla de chelo, arpa y guitarra

El stradivarius que se exhibe es pequeño: apenas 35,6 centímetros mide su caja, de una anchura de 16,8 centímetros y una longitud vibrante de 32,4 centímetros. Posee cuatro clavijas y otras tantas cuerdas de tripa. Su barniz marrón cálido es aún hoy un enigma en su composición química. De silueta mesurada y firme, aúna el secreto de proporciones y armonía que permite desde la hondura de su madera el fluir de un sonido único, incomparable; tanto, que hay quien dice que sus medidas obedecen a la denominada regla aúrea, combinación de dimensiones de cuya genial mixtura surgen las artes todas. El violín fue construido por Stradivari en 1713 y tiene un nombre: Boissier. Con el tiempo, fue adquirido por el violinista navarro Pablo Sarasate, quien lo legó al Conservatorio Superior de Música de Madrid, de donde ha sido tomado para su exhibición.

'Arpas, claves, bajones, clarinetes, chelos... han sido restaurados mimosamente para esta exposición', señala Cristina Bordas, 'pero no para su uso musical, que hoy resultaría casi imposible', precisa.

Las piezas proceden del Palacio Real, del Conservatorio de Madrid y de los Museos Arqueológico y Nacional de Antropología (verdadero albergue de objetos musicales que piden a voces la creación de un Museo de la Música en Madrid). También hay ejemplares de coleccionistas privados.

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Destaca una guitarpa, raro y único instrumento fruto de la experimentación de su ideador, el malagueño José Gallegos. Premiado en la Exposición Universal de Londres, en 1851, aúna arpa, guitarra y chelo. De 35 cuerdas, 26 de ellas actúan sobre el arpa y reproducen las escalas diatónica y cromática. Fue dedicada por su constructor a la duquesa de Montpensier.

A su lado, luce su lomo solemne y algo descolorido de un violonchelo surgido en 1709 de las manos de Gabriel de Murcia, violero de la Casa de la Reina de España desde 1682. Procede del Museo de Antropología. No ha sido modernizado, aunque sí soberbiamente restaurado, y conserva la rotundidad de un original excelso, con la longitud de su diapasón señaladamente más corta que la de los instrumentos de hoy. Muy cerca, relucen dos pochettes, violincillos empleados por los maestros de danza; los trasladaban en el bolsillo, de ahí su nombre en francés.

Uno de ellos, de 38 centímetros, tiene el dorso labrado con una iconografía de escenas bíblicas, referidas al bautismo como fuente de la vida. Su tabla armónica y su diapasón son de carey; su clavijero y su cordal, de marfil y la caja, de madera frutal. Fue construido en el siglo XVII y mantiene su cantarina frescura.Destaca por su valor documental un arpa de dos órdenes de 1700, obra en nogal del toledano Juan López. Fotografiada por Nicanor Zabaleta, pudo por ello ser recuperada en 1940 y ahora restaurada. Todos los instrumentos expuestos refulgen con raro esplendor.

Instrumentos Musicales Históricos en las Colecciones Españolas. Museo Cerralbo (Ventura Rodríguez, 17). Horario: de 9.30 a 14.30 de martes a sábado y de 10.00 a 14.00 los domingos. La entrada cuesta 400 pesetas, excepto los domingos y miércoles, que es gratis.

Quirogimnasta, aparato para la ejercitación de los pianistas.DIRECCIÓN GENERAL DE BELLAS ARTES

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