Columna

Productos veraniegos

Sigo a los clientes de la calle que va a dar en la mar, la calle Pintada, todos parecidos, serializados como los objetos de las tiendas turísticas: camisetas, bañadores y mochilas, el equipo del viajero, y un sobrecogedor escaparate de muñecas, todas con la cara diferente, aparición que me recuerda la Mezquita de Córdoba, según la explicaban en mi colegio, con sus columnas prodigiosamente desiguales entre sí. Paso la funeraria La Esperanza, miro las postales: la iglesia del pueblo y el primer plano de dos culos bronceados y rubios. Los abrigos de la peletería tienen la piel tintada de colores ...

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Sigo a los clientes de la calle que va a dar en la mar, la calle Pintada, todos parecidos, serializados como los objetos de las tiendas turísticas: camisetas, bañadores y mochilas, el equipo del viajero, y un sobrecogedor escaparate de muñecas, todas con la cara diferente, aparición que me recuerda la Mezquita de Córdoba, según la explicaban en mi colegio, con sus columnas prodigiosamente desiguales entre sí. Paso la funeraria La Esperanza, miro las postales: la iglesia del pueblo y el primer plano de dos culos bronceados y rubios. Los abrigos de la peletería tienen la piel tintada de colores veraniegos y un espeso cuello de zorro.

Tenemos joyas, relojes, esculturas: Levitación y Bailarina en la mano, por ejemplo. Levitación representa a un hombre y una mujer desnudos, en bronce, que penden de la luna, como ahorcados. Bailarina en la mano es, exactamente, una bailarina sobre una mano cortada. En la tienda de flotadores hay una mano gigante e hinchable, y en el escaparate de la farmacia un bote gigante de anticelulítico. Pero me acerco y descubro sólo medio bote, un simulacro, y me acuerdo de aquel que se puso malo y recibió de su madre, para alegrarle la fiebre, el lápiz de un metro que exponían en el escaparate de la papelería: el niño enfermo se llamaba Vladimir Nabokov y taladró con un clavo el lápiz para ver si la mina era completamente real. Ahora, en vacaciones, los niños ya no tienen que fingir una gripe, y van por la calle de Nerja medio desnudos, como sus padres, o son los padres los que se visten como sus niños: la infantilización general está sustituyendo a la pasada juvenilización general. Hasta el Parlamento andaluz ha celebrado una especie de debate de fin de curso con examen extraordinario. Teófila Martínez dijo:

-Traigo los deberes hechos.

Leo en el Abc que los diputados populares decidieron hacer ruido cuando hablara Manuel Chaves, porque callan como ante un sepulcro cuando Chaves interviene, pero los socialistas patean y hablan cada vez que Martínez toma la palabra. Esto me recuerda mi clase, en los Maristas, donde dividíamos a los profesores en profesores a los que se podía armar follón y profesores-sepulcro. La división profunda entre populares y socialistas es más difícil: unos y otros (y el PA e IU) podrían haber propuesto favorecer al sector pesquero, el estudio de la demografía o la reforma del Estatuto si fuera necesario para la segunda modernización (¿cuántas modernizaciones caben en la historia del mundo?). Y cualquiera podría haber llamado al adversario 'oligarquía sectaria', lo que deja abierta la posibilidad de ejercer una oligarquía no sectaria, propia.

Aquí están las fotos de los diputados en el patio del Parlamento: un poco sonámbulos, malditos como automovilistas que hacen cola en algún punto de la carretera Granada-Castell de Ferro o atolondrados como paseantes de la calle Pintada. Estos paseantes llevan mochilas terroríficas: paran en seco, giran para regalarle un feliz melocotón al amigo que los sigue, y la mochila derriba al incauto que se acercaba por detrás mientras el melocotón se estrella en la vitrina que protege a Levitación, escultura en bronce.

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