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El imaginario mundo de Aro Tolbukhin

Agustí Villaronga mezcla ficción y documental en la historia de un condenado a muerte

Hace cuatro años, la cineasta barcelonesa Lydia Zimmermann asistió en París a una retrospectiva de los trabajos fílmicos de la suiza Lise August y quedó fascinada por la proyección de algunos fragmentos de una entrevista que la documentalista había realizado en 1981 -junto a Yves Keetman- a Aro Tolbukhin en el penal de Cobán (Guatemala). Tolbukhin era un húngaro que a la sazón tenía 42 años y estaba condenado a muerte por un horrendo crimen: haber quemado vivas a siete personas en la enfermería de la Misión del Divino Redentor. El documental de August y Keetman mostraba a Tolbukhin como un hom...

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Hace cuatro años, la cineasta barcelonesa Lydia Zimmermann asistió en París a una retrospectiva de los trabajos fílmicos de la suiza Lise August y quedó fascinada por la proyección de algunos fragmentos de una entrevista que la documentalista había realizado en 1981 -junto a Yves Keetman- a Aro Tolbukhin en el penal de Cobán (Guatemala). Tolbukhin era un húngaro que a la sazón tenía 42 años y estaba condenado a muerte por un horrendo crimen: haber quemado vivas a siete personas en la enfermería de la Misión del Divino Redentor. El documental de August y Keetman mostraba a Tolbukhin como un hombre fantasioso y contradictorio que, además de los asesinatos por los que acabó en el patíbulo, aseguraba haber cometido otros 22 homicidios, la mayoría de ellos en su época como marino mercante. Lo que resultaba desconcertante y llevó a los documentalistas a rastrear el caso fue que, según diversas investigaciones, era imposible que el preso hubiera perpetrado varias de las muertes que tan alegremente se adjudicaba.

La historia de Tolbukhin impresionó tanto a Zimmermann que regresó a España con las copias del material documental y la cesión de los derechos. Se los mostró a Agustí Villaronga (Tras el cristal, El mar) y a Isaac P. Racine, y los tres directores decidieron llevar la vida del reo al cine abordándola a través de géneros narrativos aparentemente tan distintos como la ficción y el documental. La productora Oberon, con Antonio Chavarrías al frente, creyó en el proyecto y se embarcó en él.

La película, que lleva por título el nombre de su protagonista real, Aro Tolbukhin, empezó a rodarse el pasado día 4. Por el momento se han filmado escenas en Guatemala, Hungría y Barcelona. La pasada semana, Villaronga se desplazó a México, mientras que Zimmermann y Racine fueron a París para finalizar el rodaje, que tendrá una duración de nueve semanas.

Los tres directores de Aro Tolbukhin y el productor presentaron el rodaje del filme hace unos días. No lo tuvieron fácil para hacerse entender, ya que se trata de un proyecto experimental y complejo que mezcla ficción y vida, géneros, material de archivo y entrevistas actuales, formatos -vídeo digital, súper 8, súper 16 y 35 milímetros- y el color y el blanco y negro.

Agustí Villaronga, lejos de considerar una dificultad el trabajo a seis manos, lo calificó de 'enriquecedor'. 'Es como contemplar un objeto desde distintos ángulos', comparó. Zimmermann abundó en esta idea al afirmar que la historia parecía pedir distintas miradas, puesto que también existen versiones dispares sobre el personaje de Tolbukhin y sus andanzas. Villaronga advirtió de que nadie espere encontrar en el filme el retrato de 'un serial killer'. 'Es una película que intenta entender a la persona, a Tolbukhin, un hombre con una vida tremenda; pero no lo es la manera como nosotros la contamos', puntualizó. En esta línea, el productor, Antonio Chavarrías, añadió: 'Aro Tolbukhin es un juego entre el horror en su máxima expresión y el amor en su expresión más profunda'.

Respecto a la mezcla de documental y ficción, Chavarrías insistió en que la línea entre ambos 'casi no existe'. 'Lo que hace la película', aclaró el productor, 'es contar una ficción mediante distintos formatos y géneros, que a veces se falsean a favor de la historia'.

El filme estará a punto de exhibición a principios del año próximo, coincidiendo con el Festival de Berlín, un foro en el que Villaronga tiene mucho predicamento.

En cuanto al reparto, Daniel Giménez Cacho encarna a Aro Tolbukhin adulto, mientras que Zoltan Josan y Aram González dan vida al adolescente y al niño, respectivamente.

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