Reportaje:'El círculo' | ESTRENOS

El enigma persa

Se estrena en España 'El círculo', ganadora del León de Oro de la Mostra de Venecia

Es enigmático que de una de las sociedades más represivas y dogmáticas del planeta nazca una de las cinematografías más innovadoras del momento. No existe festival que no busque programar una película iraní. Llegan semiescondidas bajo el brazo de sus huraños creadores e inesperadamente triunfan. La Palma de Oro del Festival de Cannes en 1998 a El sabor de las cerezas desató una nueva ola: la del cine persa. El círculo, que hoy se estrena en España, ganó el León de Oro del pasado Festival de Venecia.

El director Jafar Panahi dice que El círculo -la agonía de un grupo...

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Es enigmático que de una de las sociedades más represivas y dogmáticas del planeta nazca una de las cinematografías más innovadoras del momento. No existe festival que no busque programar una película iraní. Llegan semiescondidas bajo el brazo de sus huraños creadores e inesperadamente triunfan. La Palma de Oro del Festival de Cannes en 1998 a El sabor de las cerezas desató una nueva ola: la del cine persa. El círculo, que hoy se estrena en España, ganó el León de Oro del pasado Festival de Venecia.

El director Jafar Panahi dice que El círculo -la agonía de un grupo de mujeres errantes en las calles de Teherán- no es una película política. Tampoco es una película feminista. 'El cine político me parece poca cosa, se queda corto', afirma. 'Yo no sé cuál es el punto de vista de las mujeres; esta película está hecha desde mi punto de vista; no sé si hablo de mujeres, sé que hablo de seres humanos. No hay intención moralista, no juzgo. Sólo coloco la cámara frente a una situación. En cine lo que importa es el punto de vista, dónde se coloca la cámara'.

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El círculo arranca con los aullidos de una parturienta. Por fin, el recién nacido llora. La felicidad, sin embargo, dura poco. Es una niña. Empieza el calvario. 'Escribí el guión después de leer que una mujer había matado a sus dos hijas y luego se había suicidado', cuenta Panahi. 'Al leer la noticia ni siquiera me hizo falta preguntarme por qué esta mujer había matado a sus hijas'.

El círculo no se ha estrenado ni, de momento, se estrenará en Irán. Su guión no pasó los filtros de la censura, pero, sin embargo, se rodó allí. Panahi explica que pertenece a un grupo de cineastas que luchan a su manera contra esa censura. Aprovechan las luchas de poder, los escasos huecos aperturistas que deja un régimen feroz. Aunque una vez rodada las autoridades confiscaron la película, Jafar Panahi guardó dos copias, que escondió. 'Unos cineastas extranjeros viajaron al festival de cine de Teherán. Se la proyecté en mi casa. Allí había algunos de los seleccionadores de Venecia. La presión extranjera empezó y las autoridades tuvieron que autorizar la salida de la película. Me pidieron que quitara 18 minutos. Tampoco cedí'.

En 1999 se realizaron en Teherán 65 películas. La mayoría son películas de acción y familiares, fomentadas por el propio Gobierno, que ha impulsado un cine basado en los valores islámicos. Pero paralelamente a este cine nacional ha surgido otro cine, un cine allí prohibido pero que, no obstante, se ve en el resto del mundo. Cuando hace casi una década Abbas Kiarostami irrumpía con la trilogía ¿Dónde queda la casa de un amigo?, Y la vida continúa y A través de los olivos, la mirada atónita del cine occidental se volvió hacia la vieja Persia. Alto y elegante, Kiarostami, como Panahi, su ex ayudante de dirección, vive en Teherán. 'En Irán no vemos cine extranjero. Tampoco existen muchos cines donde verlo', cuenta Panahi. 'La mayoría desaparecieron antes de la revolución, y después no se ha construido ni uno más. Traer cine de fuera saldría más barato, habría más público. Pero la mayoría estaría prohibido. Esto tiene dos caras. Una es la evidente, la que encierra cualquier limitación. Pero, a la vez, esta prohibición nos ha hecho evolucionar de otra manera, nos ha hecho crecer aislados, lejos de influencias y estilos, nos ha obligado a crear un lenguaje propio'.

Jafar Panahi dice que es la censura la que les ha obligado a buscar caminos más sutiles. Y que ese camino, el de un lenguaje que necesita ser críptico para sobrevivir, es el que le interesa. Una paradoja terrible, añade, y por eso interrumpe: 'Hablo de arte, pero por política yo sacrifico ese arte'. Y añade: 'Si el arte va de la mano del dolor, no es por casualidad. El arte refleja una sociedad que sufre'. Panahi añade que su película hace referencia al cerco que impone la sociedad con sus leyes: 'Yo no soy una persona sin esperanza, pero creo que todos estamos dentro de un círculo. Y no sólo en Irán'.

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