Columna

Venenosa Alicante

En su momento, algún lexicólogo perverso, sexista y anónimo difundió la maldición por el verbo, y el verbo habitó en tesauros y enciclopedias de la lengua castellana, por siglos. Y así, mientras las mujeres de Alicante elaboraban cigarros de calidad, y dulces de miel y almendra; o se dejaban el pellejo, en la fregaza de las perolas y en el esplendor de los suelos; o caían abatidas, acuchilladas y machacadas con un martillo o una mano de almirez; o se instalaban en la órbita de las vanguardias estéticas; o manejaban el bisturí, la noticia, el código o la empresa, con desenvoltura y tras desbara...

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En su momento, algún lexicólogo perverso, sexista y anónimo difundió la maldición por el verbo, y el verbo habitó en tesauros y enciclopedias de la lengua castellana, por siglos. Y así, mientras las mujeres de Alicante elaboraban cigarros de calidad, y dulces de miel y almendra; o se dejaban el pellejo, en la fregaza de las perolas y en el esplendor de los suelos; o caían abatidas, acuchilladas y machacadas con un martillo o una mano de almirez; o se instalaban en la órbita de las vanguardias estéticas; o manejaban el bisturí, la noticia, el código o la empresa, con desenvoltura y tras desbaratar un machismo de ropavejería, el fantasma del lexicólogo continuaba despreciándolas. En suma, no eran más que alicantinas. Y una alicantina, según los repertorios y diccionarios, incluyendo el de la Real Academia Española, y de acuerdo con su pérfida definición era textualmente: 'treta, astucia o malicia con la que se procura engañar'. De manera que todos los sufrimientos y alegatos, que todas las adversidades, rebeldías y conquistas sociales y laborales, no iban más allá de una desesperada impostura. Pero el pleno del Ayuntamiento de Alicante, a iniciativa de una edil socialista, le ha infringido una severa derrota al fantasma del lexicólogo: su acepción degradante de alicantina desaparecerá del diccionario de la Academia, por impertinente, infundada e inusual. Todos los grupos se han mostrado firmes y muy aguerridos. Pero que no se envanezcan ni se confíen. El desconocido lexicólogo debió ser un tipo astuto, precavido y demoledor. La batalla final aún está por librarse. Y será, sin duda, una batalla de grandes acciones y mucha estrategia: afecta al nombre de la ciudad, de la comarca y hasta de la provincia administrativa, y naturalmente a todos sus habitantes de uno y otro sexo. Dos vocablos antes del ahora modificado, puede leerse este otro: 'alicante. (del ár. Al- aqrab, el escorpión) m. Especie de víbora de siete u ocho decímetros de largo y de hocico remangado. Es muy venenosa y se cría en todo el mediodía de Europa'. De la treta alicantina a la serpiente alicante. Como en el Edén.

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