Entrevista:PALOMA DÍAZ-MAS | PROFESORA DE LITERATURA Y ESCRITORA

'Es muy duro ver a tus compañeros amenazados'

La Universidad del País Vasco (UPV) va a perder a una de sus investigadoras con un mayor y más reconocido prestigio. Paloma Díaz-Mas (Madrid, 1954) regresa al lugar donde comenzó a interesarse por la literatura sefardí y otros aspectos de las letras españolas, el Centro Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), en la capital de España. Allí, abandonada la docencia, tendrá más tiempo para poder dedicarse a la investigación y a la narrativa, actividad esta última donde ha despuntado últimamente con su novela La tierra fértil (Anagrama), con la que el año pasado ganó el Premio...

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La Universidad del País Vasco (UPV) va a perder a una de sus investigadoras con un mayor y más reconocido prestigio. Paloma Díaz-Mas (Madrid, 1954) regresa al lugar donde comenzó a interesarse por la literatura sefardí y otros aspectos de las letras españolas, el Centro Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), en la capital de España. Allí, abandonada la docencia, tendrá más tiempo para poder dedicarse a la investigación y a la narrativa, actividad esta última donde ha despuntado últimamente con su novela La tierra fértil (Anagrama), con la que el año pasado ganó el Premio Euskadi de literatura en castellano. Eso sí, no abandona la relación con su tierra adoptiva: mantiene su casa en Vitoria y parte de sus estudios se harán en colaboración con la Facultad de Filología del campus de Álava.

Pregunta. En los últimos tiempos, varios profesores de la UPV han abandonado su trabajo por motivos ajenos a la Universidad, principalmente las amenazas de ETA y su entorno. ¿Es éste también su caso?

Respuesta. Mi situación no es como la de estos compañeros que se han tenido que ir por estar amenazados y obligados a llevar escolta. Afortunadamente, a mí no me ha pasado nada de esto. Me voy porque me han ofrecido una buena oportunidad profesional en el CSIC.

P. Y después de todos estos años sacando adelante la facultad, ¿no le pesa tener que abandonar Vitoria?

R. Yo no lo veo así. Considero que en gran medida voy a seguir en contacto con esta ciudad y que continuaré siendo profesora de la UPV, aunque al tomar posesión de la plaza del CSIC haya tenido que elegir por ésta, por obligación legal. Pero esto no impide que en el ámbito de la investigación mantenga proyectos coordinados con la Universidad y que siga colaborando con las actividades que organiza el Departamento de Literatura.

Mayor dedicación a la novela

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P. ¿Qué proyectos va a llevar a cabo en el CSIC?

R. En principio, voy a un Departamento de Literatura Española, pero voy a mantener también mis trabajos en literatura sefardí, además de que quiero que en todas estas investigaciones esté implicada la UPV. Ahora estoy trabajando en la publicación de un manuscrito de romances y canciones recopilados por una familia sefardí a principios del siglo XX. Además, con otro compañero de la UPV vamos a publicar a un autor navarro del siglo XVIII totalmente inédito.

P. Es usted una todoterreno, por lo que se ve. Su trabajo abarca desde La Celestina [Díaz-Mas ha colaborado con otros investigadores en la edición de la obra dirigida por Francisco Rico para la editorial Crítica] al XVIII navarro, sin olvidar el rastreo por la obra literaria de los judíos expulsados por los Reyes Católicos. ¿Y la novela?

R. Ahora sí voy a prestarle una mayor dedicación. Además, no sé si el hecho de estar en Madrid puede ayudarme en este aspecto, aunque creo que es más un tópico muy extendido que la pura realidad. Si se echa una ojeada a la literatura que se publica en estos años, la mayor parte de los autores son periféricos.

P. Y volviendo al asunto del comienzo, ¿cómo ha vivido su actividad diaria en la UPV?

R. Es cierto que en el País Vasco, la UPV, como la vida cotidiana, está muy politizada, algo que no ocurre en otras universidades. La evolución de estos 18 años creo que ha sido paralela a la del resto de la sociedad. No hay que olvidar que cuando llegué a Vitoria, en los años ochenta, había varios atentados por semana con sus correspondientes víctimas mortales. Luego, pasamos por un momento de cierta esperanza, y los dos últimos años han sido muy difíciles. Es muy duro ver a compañeros tuyos amenazados, que no pueden venir a clase. Sin embargo, no sé si soy una optimista nata por ello, creo que todas las cosas se van a ir arreglando. La esperanza de encontrar una vía de normalidad no hay que perderla nunca.

P. ¿Ha tenido alguna vez problemas con los alumnos durante sus clases?

R. Nunca, y supongo que entre ellos hay gente de todas las ideologías. Siempre me he sentido respetada por los alumnos, porque parto del respeto mutuo. Ahora, sí me consta que hay compañeros que han mantenido esta misma actitud y han sufrido amenazas.

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