'Quedamos 25 y estamos muy nerviosos, ya han venido dos veces'

Tiene 24 años y nació en Nigeria. No quiere ni pensar que puedan devolverle a su país. 'Pero sé que lo van a hacer. Quedamos unos 25 y estamos muy nerviosos, ya han venido dos veces. También vendrán a por mí', explica. Este inmigrante, que no quiere identificarse, forma parte del reducido grupo de nigerianos que aún continúa en el Centro de Estancia Temporal de Inmigrantes (CETI) de Ceuta. Ya ha visto cómo la policía se llevaba a 56 compañeros para repatriarlos.

A pesar de su juventud es 'viejo' en el CETI, al que llegó hace 11 meses, después de una tortuosa travesía desde su país que d...

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Tiene 24 años y nació en Nigeria. No quiere ni pensar que puedan devolverle a su país. 'Pero sé que lo van a hacer. Quedamos unos 25 y estamos muy nerviosos, ya han venido dos veces. También vendrán a por mí', explica. Este inmigrante, que no quiere identificarse, forma parte del reducido grupo de nigerianos que aún continúa en el Centro de Estancia Temporal de Inmigrantes (CETI) de Ceuta. Ya ha visto cómo la policía se llevaba a 56 compañeros para repatriarlos.

A pesar de su juventud es 'viejo' en el CETI, al que llegó hace 11 meses, después de una tortuosa travesía desde su país que duró más de dos años. Finalmente llegó en patera a las costas de Tarifa el verano pasado. La detención de cerca de 400 inmigrantes en esas mismas fechas desbordó los servicios sociales, por lo que unos 120 fueron acogidos en el CETI ceutí, por aquel entonces casi vacío. En este grupo estaba él 'y muchos de los que ya se han llevado', dice con melancolía.

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Recuerda que desde el principio les dijeron que los llevarían a Ceuta, a un centro en condiciones, donde aprenderían español y les darían papeles para trabajar. 'He aprendido algo de español, pero de papeles, nada de nada', dice en tono coloquial.

Ayer por la mañana vio cómo se llevaban a 18 compañeros suyos, algunos con los que compartía cuarto. 'Desde que nos despertaron, muy temprano, sabíamos que era un traslado de nigerianos'. Los agentes leyeron los 18 nombres, y los inmigrantes tuvieron una hora para recoger sus cosas y entrar en los furgones policiales. 'Y no he vuelto a saber de ellos', a pesar del teléfono móvil que no deja nunca. 'No sabemos lo que puede pasar, por eso siempre estamos en contacto entre nosotros'.

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