La final de la Copa de la UEFA, reto histórico del Alavés | FÚTBOL

Heysel, en la memoria

Habrá 20 agentes ingleses por cada policía español en la final de Dortmund

Los ingleses, en la final de la Copa de la UEFA que se disputará mañana en Dortmund, serán más en todo: en tradición, en espectadores y en medidas de seguridad, ya que habrá 20 agentes ingleses por cada español.

La primera presencia del Liverpool en una final europea tras la tragedia de Heysel en 1985 arrastrará a unos 17.000 aficionados británicos al Westfalenstadion, por unos 10.000 el Alavés, en la primera presencia continental de su historia.

El Reino Unido ha decidido desplazar a 210 agentes de seguridad para vigilar las andanzas de los hinchas ingleses, mientras que desde V...

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Los ingleses, en la final de la Copa de la UEFA que se disputará mañana en Dortmund, serán más en todo: en tradición, en espectadores y en medidas de seguridad, ya que habrá 20 agentes ingleses por cada español.

La primera presencia del Liverpool en una final europea tras la tragedia de Heysel en 1985 arrastrará a unos 17.000 aficionados británicos al Westfalenstadion, por unos 10.000 el Alavés, en la primera presencia continental de su historia.

El Reino Unido ha decidido desplazar a 210 agentes de seguridad para vigilar las andanzas de los hinchas ingleses, mientras que desde Vitoria partieron ayer 10 miembros de seguridad que se repartían entre el equipo, dirigentes y familiares del club y aficionados. A todos ellos se unirán los 2.200 policías de Dortmund que velarán por la seguridad de la final. Además, hay que añadir los servicios particulares de escolta de las autoridades políticas y deportivas que se desplazarán a Alemania. La infanta Cristina y su marido, Iñaki Urdangarín, encabezan una delegación española que incluye al lehendakari Juan José Ibarretxe, el presidente de la Diputación de Alava, Ramón Rabanera, el alcalde de Vitoria, Adolfo Alonso, el secretario de Estado para el Depote o el presidente de la Real Federación Española de Fútbol, Ángel María Villar.

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Los frecuentes altercados de algunos aficionados ingleses no han cesado en los últimos años y la UEFA ha acrecentado su sensibilidad tras los sucesos ocurridos en el Galatasaray-Leeds de la pasada edición de la Copa de la UEFA (con el saldo de un aficionado inglés muerto por un navajazo), o en el Alemania-Inglaterra de la úlima Eurocopa, en Charleroi (Bélgica), donde se produjeron algunas batallas campales en la ciudad.

El Liverpool ha estado ausente de estos conflictos porque ha estado fuera de las principales competiciones continentales. Los más optimistas confían en que el síndrome de Heysel (39 aficionados italianos muertos) haya revuelto las conciencias y tranquilizado los ánimos de la más clásica afición inglesa. Actulmente, el Liverpool cuenta con la afición mejor valorada en el Reino Unido, como si Heysel hubiera dormido en el recuerdo y fuera el espíritu de Hillsbrough, donde una avalancha provocó la muerte de 95 aficionados del Liverpool en un partido de Copa ante el Sheffield, el que hiciera prevalecer la cordura.

El impacto social de la final en Liverpool ha sido considerable. Tanto que algunas agencias británicas se desplazaron a Vitoria para tratar de recomprar a los socios alaveses las entradas que el club puso a la venta (oficialmente, 7.000, según la UEFA). Las quejas, no obstante han sido fervientes por la elección de Dortmund como escenario de la final. La razón no es otra que la ausencia de vuelos directos desde Liverpool.

También los aficionados del Alavés, muy ajenos a este tipo de adversidades, viajarán mayoritariamente el miércoles en una sucesión de unos 15 vuelos chárter desde Vitoria, que hacen dudar de la agilidad del transporte, habida cuenta de la escasa capacidad del aeropuerto de Dortmund, que obliga a desplazar vuelos a Colonia o Paderborn.

Más allá de los temores sobre la seguridad, prevalece el espíritu festivo. Tanto es así que el Ayuntamiento de Dortmund ha organizado para mañana una fiesta conjunta para las dos aficiones, que incluye actuaciones musicales y presencia de ex jugadores de ambos equipos, en un afán de confraternización.

Jugadores del Alavés jugando a las cartas en el avión.MABEL GARCÏA

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