CARTAS AL DIRECTOR

Pasqual Maragall puntualiza

En relación con el agradable intercambio que ustedes organizaron entre Alberto Ruiz Gallardón y yo, publicado ayer en las páginas de Domingo, debo aclarar lo que sigue.

Decir que el Estado invierte más en Cataluña que en Madrid no solo es equivocado: es lo contrario a la verdad (12,6% en Cataluña, 20% en Madrid, según ustedes mismos). Ponerlo en titular, entrecomillado y sin autor, no sólo es equívoco, es contrario a las normas de estilo y a la deontología periodística a las que ustedes nos tienen acostumbrados. Poner en mi boca, en subtítulo, que Barcelona ganó a Madrid en 1992 ...

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En relación con el agradable intercambio que ustedes organizaron entre Alberto Ruiz Gallardón y yo, publicado ayer en las páginas de Domingo, debo aclarar lo que sigue.

Decir que el Estado invierte más en Cataluña que en Madrid no solo es equivocado: es lo contrario a la verdad (12,6% en Cataluña, 20% en Madrid, según ustedes mismos). Ponerlo en titular, entrecomillado y sin autor, no sólo es equívoco, es contrario a las normas de estilo y a la deontología periodística a las que ustedes nos tienen acostumbrados. Poner en mi boca, en subtítulo, que Barcelona ganó a Madrid en 1992 y luego que Madrid nos da sopas con honda -ocultando la última parte de mi razonamiento, que es advertir que Madrid toca techo y Barcelona está identificando ya sus proyectos de futuro- puede gratificar a los lectores de Madrid pero ofende profundamente a los de Barcelona. A mí me decepciona. Es una lástima que un debate ('Madrid se va'- 'Madrid se queda') que tantos seguidores de Internet ha tenido y que ha dado lugar a una iniciativa editorial tan interesante y tan bien transcrita como la de la conversación con Alberto Ruiz Gallardón se haya frustrado por unos titulares tan torpes. Una lástima. Ya lo arreglaremos y les recuerdo que la verdad está en los detalles. Por cierto, la foto gaudiniana no es en el parque Güell sino en la casa Milà del paseo de Gràcia llamada La Pedrera, cosa que veo ustedes han rectificado en la edición del sábado. Con todos estos errores damos razón a quienes pretenden que nunca nos entenderemos y se la quitamos a Alberto cuando contesta que la culpa la tiene el ensimismamiento catalán. La culpa es de la distancia y hay que vencerla andando cada parte un trecho.

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