Columna

Ferrando

La reelección de un hombre tranquilo como Rafael Ferrando para la presidencia de la Confederación Empresarial Valenciana (CEV), inicia un período de efervescencia electoral en las entidades empresariales de la Comunidad. La CEV abre el fuego con la repetición de Ferrando por unanimidad y sin contrincante. Previamente el consenso se había ido atando en torno al candidato, al tiempo que se apagaban las voces discordantes. Queda una duda por resolver y es la dualidad a la hora de que un presidente de confederación provincial -Alicante, Valencia o Castellón- comparta su cargo con la cúpula de la a...

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La reelección de un hombre tranquilo como Rafael Ferrando para la presidencia de la Confederación Empresarial Valenciana (CEV), inicia un período de efervescencia electoral en las entidades empresariales de la Comunidad. La CEV abre el fuego con la repetición de Ferrando por unanimidad y sin contrincante. Previamente el consenso se había ido atando en torno al candidato, al tiempo que se apagaban las voces discordantes. Queda una duda por resolver y es la dualidad a la hora de que un presidente de confederación provincial -Alicante, Valencia o Castellón- comparta su cargo con la cúpula de la autonómica (CIERVAL). Este dilema quedará resuelto cuando culmine el proceso electoral, que ahora se ha iniciado con la elección de Ferrando. Esta votación se ha producido por primera vez, desde hace muchos años, en un clima de apaciguamiento interno en la CEV, que coincide con una fase de aproximación y entendimiento en el panorama empresarial. Roto el hielo y desaparecidas las personas que impedían el acercamiento entre la patronal disidente, que agrupa casi exclusivamente pequeñas y alguna mediana empresa, L'Empresarial, se han dado las condiciones oportunas para recomponer la unidad empresarial.

La crisis abierta por la que atraviesa Unión Gremial, núcleo original de L'Empresarial apunta la posibilidad de que este proceso se acelere, si bien es cierto que las posiciones encontradas entre Vicente Montaner, desde Unión Gremial, y los directivos del otro frente -CEV, CIERVAL, Cámaras- han sido más bien personales. En cualquier caso se han recompuesto a partir de la incorporación de Miquel Portal a la cúpula de L'Empresarial. Este crucigrama empresarial se cerrará con las correspondientes elecciones para decidir quien conviene que presida CIERVAL y las correspondientes Cámaras de Comercio de la Comunidad -Alcoy, Alicante, Castellón, Orihuela y Valencia- y su Consejo Autonómico, cuyo largo proceso está próximo a iniciarse, y se prolongará durante más de seis meses.

Todas estas vicisitudes, que se han iniciado con la renovación de Ferrando en la CEV, auguran unos meses de intensa actividad en el mundo empresarial. Ferrando llegó a la confederación en su día acompañado por Pedro Coca , en un tándem que ha funcionado durante el último mandato y que deberá dar sus frutos después de este complejo ensayo general. El desembarco de Ferrando y Coca en la CEV tuvo lugar como consecuencia de la peor crisis de la organización -salida de Jiménez de la Iglesia y de Espinosa- junto con el escándalo de los cursos de formación, desde la dimisión de Vicente Iborra, cuya sucesión se disputó, de forma velada e incruenta, entre Fernández Calabuig y el vencedor, Pedro Agramunt. Cuando el candidato ideal pudo ser Ricardo Cardona, cuya figura para las organizaciones empresariales valencianas ha sido una de sus frustraciones históricas, desde que constituyó el triunvirato generacional con mayores posibilidades en el conjunto empresarial valenciano de la década de los 80, junto al recientemente fallecido José María Simó y Ramón Cerdá. Una etapa se cierra, mientras en el horizonte apunta la recomposición de las líneas maestras del conjunto empresarial valenciano, en el que no se debería haber perdido nunca la perspectiva histórica ni la coherencia.

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