Cartas al director

Investigar

He leído con el máximo interés su artículo en EL PAÍS sobre los investigadores españoles en el Instituto John Innes, de Norwich. El ciclo se repite, y aunque los informes previos sobre el futuro de los investigadores no es bueno, las caras son nuevas y la necesidad de conocimiento sigue viva. Como afortunado observador in situ de ese colectivo que hace 10 años constituía, igual que hoy, un poderoso órgano de trabajo y diversión en dicho Instituto, aspecto este último nada desdeñable en la sociedad inglesa, me gustaría confirmar algunos de los temores que subyacen en prácticamente todos los ent...

Suscríbete para seguir leyendo

Lee sin límites

He leído con el máximo interés su artículo en EL PAÍS sobre los investigadores españoles en el Instituto John Innes, de Norwich. El ciclo se repite, y aunque los informes previos sobre el futuro de los investigadores no es bueno, las caras son nuevas y la necesidad de conocimiento sigue viva. Como afortunado observador in situ de ese colectivo que hace 10 años constituía, igual que hoy, un poderoso órgano de trabajo y diversión en dicho Instituto, aspecto este último nada desdeñable en la sociedad inglesa, me gustaría confirmar algunos de los temores que subyacen en prácticamente todos los entrevistados. En el grupo que dirijo cuento con tres de esos esforzados investigadores que, a pesar de las ofertas para continuar en el John Innes o en otras instituciones extranjeras, volvieron a España y 10 años después siguen siendo becarios posdoctorales o profesores asociados en condiciones precarias de estabilidad. Todo ello a pesar de ser o haber sido responsables de proyectos de investigación europeos o nacionales. Que yo sepa, de los también 24 investigadores españoles existentes en el John Innes hace 10 años, han encontrado su estabilidad únicamente tres, y tan sólo en los dos últimos años; dos de ellos en el CSIC como científicos titulares y uno en la Universidad como profesor titular. En honor a la precisión los tres son las tres. Toda esta reflexión nos lleva a que, al menos en determinados campos, la tan conocida endogamia que se exhibe como causa de tantos males, no es, en realidad, más que una bajísima oferta de plazas por parte, del CSIC y de la Universidad, los cuales no son capaces de integrar a esta gente que ya no es promesa sino excelente realidad.

Haz que tu opinión importe, no te pierdas nada.
SIGUE LEYENDO

Archivado En