El fiscal abre diligencias por la fuga en la nuclear de Ascó

El fiscal reclama información al Consejo de Seguridad Nuclear

El fiscal jefe de la Audiencia de Tarragona, José María Parra, explicó ayer que las diligencias se abrieron el pasado jueves y dejó claro que nada hace suponer que por el incumplimiento de un protocolo administrativo deba iniciarse un proceso penal, que en este caso estaría motivado por un delito de riesgo. En este sentido, el fiscal explicó que el informe determinante será el del CSN, dado que los inspectores de ese organismo son los que se han trasladado al complejo nuclear para determinar la magnitud de las fugas detectadas en la vasija del reactor.

Representantes de la central de As...

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El fiscal jefe de la Audiencia de Tarragona, José María Parra, explicó ayer que las diligencias se abrieron el pasado jueves y dejó claro que nada hace suponer que por el incumplimiento de un protocolo administrativo deba iniciarse un proceso penal, que en este caso estaría motivado por un delito de riesgo. En este sentido, el fiscal explicó que el informe determinante será el del CSN, dado que los inspectores de ese organismo son los que se han trasladado al complejo nuclear para determinar la magnitud de las fugas detectadas en la vasija del reactor.

Representantes de la central de Ascó informaron ayer, por su parte, de que el domingo por la noche acabaron las tareas de sellado de los puntos donde se produjeron las fugas existentes en los conductos de instrumentación que se introducen en la vasija del reactor (que en el caso de Ascó II son más de sesenta). La dirección prevé conectar nuevamente la central a la red eléctrica el viernes por la mañana a más tardar si no se produce ninguna otra anomalía, algo que, según explicaron los responsables del grupo atómico, es normal durante el proceso de carga de combustible. Estos trabajos se prolongan aproximadamente un mes y se aprovechan para revisar todos los mecanismos utilizados durante la fusión.

Las fugas de agua radiactiva del reactor de Ascó II se pudieron detectar (antes de la parada obligatoria, que se inició el 24 de febrero) debido a que el agua que se fugó de la vasija se evaporó por efecto del calor del reactor y dejó un rastro de cristales de ácido bórico, un componente de regulación. Según explicó el CSN, la fuga nunca llegó a sobrepasar los 3,78 litros por minuto, cantidad a partir de la cual debe ser comunicado el incidente. Asimismo el CSN destacó que ni siquiera en el área más próxima al reactor se detectó un incremento de radiactividad.

Antonio Fernández Savín, responsable de comunicación de Ascó, explicó ayer que en el análisis visual de la vasija, que se realiza mediante aparatos de vídeo, se habían observado siete fugas en los anillos de sellado de los conductos que permiten introducir en el reactor instrumentos de medición. Tras la inspección realizada por técnicos franceses de la empresa Westinghouse, con cuya tecnología se construyeron los reactores de Ascó, se constató que las fugas eran seis y que la séptima no fue sino un efecto óptico debido a un reflejo en la lente de la cámara. Los técnicos han sellado con grafito las ranuras, de dos décimas de milímetro.

Los responsables de Ascó han reiterado que no ha existido riesgo para los trabajadores del centro ni para el medio ambiente, extremo que corroboró el CSN. Sin embargo, las fugas provocaron reacciones en diversos sectores. Incluso el diputado de CiU y ex delegado de la Generalitat en Tarragona, Josep Maldonado, reclamó la comparecencia en el Congreso del presidente del CSN, Juan Manuel Kindelán. Las organizaciones ecologistas han alertado del paralelismo existente entre lo sucedido en Ascó II y las grietas (más de 150) halladas en la tapa de la vasija de la nuclear de Zorita (Guadalajara), la más antigua de España.

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