LOS PROBLEMAS DE LOS INMIGRANTES

Unos 300 asiáticos esperan en Tánger para cruzar a Ceuta y la Península

Unos 300 inmigrantes orientales, chinos en su mayoría, aguardan en la ciudad marroquí de Tánger para entrar clandestinamente en Ceuta y de ahí a la Península en pateras, según la Delegación del Gobierno en la ciudad autónoma, que cifra en 3.000 el número de extranjeros que esperan en el norte de Marruecos su pase a territorio español. Los asiáticos llegaron a Rabat y Casablanca en vuelos regulares, en viajes concertados por las mafias de tráfico de personas que posteriormente los trasladan a Tánger, a unos 70 kilómetros de Ceuta. Los chinos suelen permanecer varios meses en territorio marroquí...

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Unos 300 inmigrantes orientales, chinos en su mayoría, aguardan en la ciudad marroquí de Tánger para entrar clandestinamente en Ceuta y de ahí a la Península en pateras, según la Delegación del Gobierno en la ciudad autónoma, que cifra en 3.000 el número de extranjeros que esperan en el norte de Marruecos su pase a territorio español. Los asiáticos llegaron a Rabat y Casablanca en vuelos regulares, en viajes concertados por las mafias de tráfico de personas que posteriormente los trasladan a Tánger, a unos 70 kilómetros de Ceuta. Los chinos suelen permanecer varios meses en territorio marroquí hasta llegar a Ceuta para contactar con pasadores que les ayuden a cruzar el Estrecho.

Este sistema ya fue utilizado con asiduidad el año pasado, cuando se localizaron en la ciudad autónoma unos 60 chinos escondidos en pisos del centro de la ciudad e incluso deambulando por las calles tras ser abandonados por las mafias. Algunos de ellos pensaban que se encontraban ya en la Península y eran obligados a trabajar clandestinamente en talleres e incluso a prostituirse para pagar el viaje, que suele rondar las 500.000 pesetas.

La mayoría de los chinos que entraron irregularmente en Ceuta en 2000 fueron repatriados a su país o enviados a la Península con una orden de expulsión. Una docena de ellos protagonizaron una huelga de hambre en agosto para evitar su expulsión a China, donde sostenían que su vida corría peligro por sus deudas con las mafias.

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