Zaplana renuncia en su reciente libro a la 'necesaria reforma' del Senado que defendía en 1995

Un liberal para el cambio fue la carta de presentación de Zaplana ante el electorado valenciano. La larga entrevista editada en marzo de 1995 va acompañada por el texto de una conferencia que el actual presidente tenía previsto dictar a finales de enero en el Club Siglo XXI de Madrid y que fue suspendida debido al asesinato de Gregorio Ordóñez, portavoz del PP en el Ayuntamiento de San Sebastián.

Zaplana anticipó entonces su voluntad de 'reclamar para la Comunidad Valenciana el peso específico que le corresponde' como un 'acto de responsabilidad con una concepción global e integr...

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Un liberal para el cambio fue la carta de presentación de Zaplana ante el electorado valenciano. La larga entrevista editada en marzo de 1995 va acompañada por el texto de una conferencia que el actual presidente tenía previsto dictar a finales de enero en el Club Siglo XXI de Madrid y que fue suspendida debido al asesinato de Gregorio Ordóñez, portavoz del PP en el Ayuntamiento de San Sebastián.

Zaplana anticipó entonces su voluntad de 'reclamar para la Comunidad Valenciana el peso específico que le corresponde' como un 'acto de responsabilidad con una concepción global e integradora del Estado español y de solidaridad con un proyecto de convergencia de todas las regiones europeas'.

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Las mismas nociones siguen vivas ahora, pero José Bono, presidente socialista de Castilla-La Mancha, celebró la renuncia a la expresión 'Estado español' en el último libro de Zaplana en beneficio de la 'realidad histórica y sentimental' contenida en la palabra España.

El pronunciamiento autonomista de Zaplana en 1995 está contenido en sus reflexiones en torno a la reforma de la Administración, donde condena la reproducción mimética de los mecanismos organizativos del 'Estado centralizado' en las respectivas comunidades autónomas. El presidente pedía entonces una reflexión profunda sobre la dimensión y competencias de la Administración para evitar 'la esclavitud ideológica de la experiencia histórica' y sugería que rechazar tal debate desataría 'críticas justificadas que pueden ir socavando los cimientos del Estado de las Autonomías'. Por eso, defendía implantar 'sin más dilaciones' la Administración única. En ese contexto, Zaplana explicaba: 'La necesaria reforma del Senado debe contribuir, como Cámara de las Autonomías, a fortalecer nuestra definición territorial'.

En su último libro, el presidente evita cualquier mención a una posible reforma del Senado. Todas las reflexiones apuntan en esa dirección, pero en un sorprendente giro final, defiende los foros 'paritarios' como el Consejo de Política Fiscal y Financiera - el órgano donde el Estado y las comunidades autónomas negocian la financiación autonómica-, o la propuesta de constituir una Conferencia de Cooperación Autonómica, un organismo de nuevo cuño 'al máximo nivel político en el que se examine regularmente la evolución del Estado de las Autonomías, se aborden los problemas fundamentales de interés común y se adopten las decisiones más importantes en el terreno de la política autonómica'. Es decir, una réplica de lo que podría ser el Senado si fuera dotado de contenido territorial.

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Zaplana también apostaba por un Pacto Local que permitiría a los ayuntamientos incrementar sus competencias. Y ya solicitaba 'una modificación profunda' del sistema de financiación autonómica 'que se ajuste más al modelo de autonomía y suficiencia financiera'.

Anticipaba Zaplana que el mecanismo de reparto de fondos entre administraciones debía avanzar hacia la corresponsabilidad fiscal para relegar la corrección de los posibles desequilibrios financieros al fondo de compensación interterritorial.

En su última propuesta, el presidente matiza aquel dibujo. Las líneas generales son las mismas y el fondo de compensación territorial sigue siendo el principal instrumento para garantizar la solidaridad interterritorial, pero también se menciona el recurso a la distribución finalista de la futura versión residual de la participación en los ingresos del Estado, que ahora es básica para el actual reparto de fondos entre administraciones.