El presidente del Verona no contrata a un futbolista porque es negro

Patrick Mbomà, un futbolista camerunés que juega en el Parma, italiano, ha descubierto de un modo brutal que lleva consigo una condición que, al parecer, lo limita de manera absoluta para desarrollar su actividad en el Verona: desde que nació, es irremediablemente negro. Además de al propio Mbomà, la noticia conmocionó a todo el ambiente del calcio, que, anonadado, debió escuchar la confesión del presidente del club veronés, Giambattista Pastorello, sobre su negativa a ficharle: 'Debería comprarme un equipo en Finlandia o por aquellos lados. La afición me pondría sobre la parrilla... La...

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Patrick Mbomà, un futbolista camerunés que juega en el Parma, italiano, ha descubierto de un modo brutal que lleva consigo una condición que, al parecer, lo limita de manera absoluta para desarrollar su actividad en el Verona: desde que nació, es irremediablemente negro. Además de al propio Mbomà, la noticia conmocionó a todo el ambiente del calcio, que, anonadado, debió escuchar la confesión del presidente del club veronés, Giambattista Pastorello, sobre su negativa a ficharle: 'Debería comprarme un equipo en Finlandia o por aquellos lados. La afición me pondría sobre la parrilla... Lamentablemente, la hinchada de mi club es así. Al menos, en lo que concierne a los jugadores de color'.

Las palabras de Pastorello vienen a confirmar lo que ya se conocía. Una parte de la afición del Verona es manifiestamente racista. Por ejemplo, el pasado domingo, en el encuentro frente al Parma, a tan sólo 12 segundos de iniciadas las acciones, cuando el francés Thuram, negro, tocó por primera vez el balón, dejaron sentir un ulular de abucheos que ofendieron la tarde.

Este tipo de manifestaciones no son nuevas en Verona: ya hace cinco años, para mostrar su enojo ante la intención que tenían los dirigentes de la época de comprar al holandes Ferrier, colgaron desde la grada un maniquí negro con una cuerda atada al cuello. Sobre él podía leerse: 'Al negro se lo regalaron, háganle limpiar el estadio'. La compra no se hizo.

El racismo que anida en las hinchadas es una enfermedad que tiene preocupados a todos los estamentos del fútbol italiano. Es demasiado largo el elenco de hechos como para no estarlo: en 1989, el Udinese debió renunciar a la contratación del israelí Rozental después de que aparecieran en la ciudad pintadas como 'Rozental, vete al horno'. Cosas similares escribieron los hinchas del Lazio contra su propio jugador, Winter, que, además de ser negro, portaba un nombre demasiado hebreo para el gusto de un sector de la afición.

El 11 de febrero próximo entrarán en vigor las nuevas reglas, que castigarán con mayor dureza las manifestaciones racistas en los estadios italianos.

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