Entrevista:Cándido Méndez | Cándido Méndez | Secretario general de la UGT | entrevista | entrevista

'LA REALIDAD DE LA INMIGRACIÓN NOS DESBORDA'

Cándido Méndez admite que los sindicatos están desbordados e impotentes ante la situación de los inmigrantes y afirma que el Gobierno podría legalizarlos a todos sin que se conmuevan las estructuras del país. Acepta pacientemente las incomodidades de una conversación no elegida, pero se niega al destino fatal de quienes están en el ojo del huracán. Dice todo lo que tiene que decir, sin irritarse, pero con la parsimoniosa vehemencia de quien no quiere renunciar a las ideas propias, pese a tantos años y trabajos sobrevenidos. No se cansa de hablar claro.

Pregunta. El Ejido antes, L...

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Cándido Méndez admite que los sindicatos están desbordados e impotentes ante la situación de los inmigrantes y afirma que el Gobierno podría legalizarlos a todos sin que se conmuevan las estructuras del país. Acepta pacientemente las incomodidades de una conversación no elegida, pero se niega al destino fatal de quienes están en el ojo del huracán. Dice todo lo que tiene que decir, sin irritarse, pero con la parsimoniosa vehemencia de quien no quiere renunciar a las ideas propias, pese a tantos años y trabajos sobrevenidos. No se cansa de hablar claro.

Pregunta. El Ejido antes, Lorca ahora, esas inicuas muertes... Seguro que usted sabe, señor Méndez, dónde -y por qué- puede saltar el próximo foco de explotación humana...

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Respuesta. Sin duda que hay muchos lugares más en nuestro país donde se explota a los inmigrantes... Pero creo que es muy importante dejar claro que esa imagen que se pretende dar, interesadamente, de oleadas imparables de inmigrantes que están invadiendo nuestro país no se corresponde en absoluto con la realidad. Nos movemos en una espiral psicológica provocada por una información distorsionada también respecto de lo que pueden aportar los inmigrantes a nuestro país. En cuanto a los focos de explotación humana a los que usted se refiere, están en las zonas de este país donde hay trabajadores inmigrantes que son muy conocidas. Son las zonas de Levante, donde hay agricultura; las grandes concentraciones, sobre todo en la zona de Barcelona y Lérida; zonas como Madrid... Lo que hay que hacer es crear las condiciones para que eso no ocurra. Las centrales sindicales ya en su momento tomamos algunas determinaciones para el sector de la agricultura, concretamente, donde los empresarios también contrajeron algunos compromisos que, lamentablemente, no cumplen aunque pueda haber excepciones.

P. No se producirían... si ustedes, los dirigentes sindicales, no permanecieran habitualmente mudos, salvo cuando explotan un caso escandaloso, por temor a empeorar las cosas...

R. ¡Esa afirmación no tiene ningún fundamento! ¡Si nosotros venimos denunciando la situación desde hace mucho tiempo! Concretamente, en Murcia, los sindicatos hemos denunciando las condiciones en las que son transportados los inmigrantes desde febrero de 1999... Y lo mismo hemos hecho respecto de las condiciones inhumanas y denigrantes en las que trabajan los extranjeros en nuestro país. No me parece justo que usted diga que estamos mudos, que no denunciamos, que...

P. Sin embargo la percepción que tienen muchos inmigrantes que padecen esas situaciones es que los sindicatos, los dirigentes sindicales, aparecen en los dramáticos escenarios de la inmigración tan sólo para hacerse la foto solidaria. Y luego desaparecen, hasta la próxima...

R. ¡Qué barbaridad! Nosotros no nos hacemos esas fotos solidarias que usted dice! Y no porque no seamos solidarios, que lo somos, sino porque no podemos permitir que haya un trabajador inmigrante al que se explote de manera inicua, o con el que se incumplan las normas laborales. Porque, al final, ésta es una situación que degrada también las condiciones de trabajo de los españoles. Sin duda que siempre se pueden hacer más cosas pero creo que, sinceramente, no se nos puede negar nuestro compromiso con los inmigrantes, nuestra firme voluntad de...

P. Pero esa geografía de la explotación de inmigrantes, que usted conoce y admite, es contundente. Las gentes de El Ejido, por ejemplo, siguen en la misma situación que en su día fue noticia y hoy ha vuelto a ser rutina.

R. Mire, yo con el problema de El Ejido tuve una experiencia personal muy dura, una confrontación muy dura con los empresarios. Porque yo les dije que a los inmigrantes, o se les reconocen todos los derechos..., pero no se les puede tener en una especie de limbo, de tierra de nadie... ¡Es que los empresarios quisieran hacerlos desaparecer cuando no los necesitan! La verdad es que en El Ejido tuvo que pasar lo que pasó para que se adoptaran algunas medidas, aunque tengo que reconocer que por las informaciones que tenemos los empresarios y la Administración no han cumplido con los compromisos que entonces adquirieron. Efectivamente es así, pero... Nosotros hacemos todo lo que está en nuestras manos y hemos abierto las puertas a las centrales sindicales de par en par a los inmigrantes. Pero, a la hora de la verdad, no tenemos capacidad real para solucionar el problema de los inmigrantes; es la sociedad entera, comenzando por la Administración, la que debe implicarse. A los sindicatos nos desborda la realidad de la inmigración. Pero también es cierto que ni España, ni el conjunto de los países de la Unión Europea, tienen políticas de inmigración. ¡Lo que tienen son políticas de fronteras!

P. ¡No coloque la pelota en el tejado del vecino! Usted sabe que los inmigrantes están en una situación de indefensión real aunque los sindicatos no siguen denunciando que persiste la misma situación inadmisible.

R. Le aseguro que nosotros seguimos trabajando. En El Ejido y en todas partes.

P. Pues la verdad es que no se les siente, que ya no hay ruido en El Ejido. Y otra cosa: no hay inmigrantes en los niveles de responsabilidad de los sindicatos, de UGT, ¿por qué?

R. Nosotros los integramos, les invitamos a afiliarse. Y no vamos a regatear, incluso con el nuevo horizonte legal, tan limitado, lo que entendemos que son sus derechos porque nosotros se los vamos a reconocer pese a quien pese.

P. ¿Incluso si no tienen papeles, si no existen, legalmente hablando?

R. Evidentemente, nosotros nos tenemos que plantar para que el trabajador inmigrante, irregular, que requiera el amparo del sindicato, no tenga encima un problema añadido... Lo que tendremos que hacer es incorporarlos a nuestras filas, aunque no puedan estar en nuestros ficheros. No descarto que, en un momento determinado, tuviéramos que plantearnos con mucha seriedad reconocer públicamente a estos trabajadores para forzar al Gobierno un cambio, un reconocimiento de la realidad que se niega a admitir.

P. Pero no me ha explicado por qué no hay ni un solo extranjero en sus cuadros...

LOS DERECHOS SINDICALES

R. Los inmigrantes tienen los mismos derechos sindicales que cualquier trabajador español, se lo aseguro. Lo que ocurre es que los dirigentes no se eligen por cooptación sino democráticamente... Quizás su participación en la actividad sindical no sea tan activa como sería de desear, pero eso es una cuestión de tiempo... Algunos colectivos prefieren mantener su autonomía. Recuerdo que un compañero inmigrante me argumentó en una ocasión sobre eso con un proverbio árabe que dice algo así como: 'Nada te rasca mejor que tus propias uñas'. Muchos trabajadores inmigrantes consideran que deben autoorganizarse en estructuras propias para defender mejor sus intereses. Yo creo que sería mejor que se integraran en las centrales españolas.

P. ¿Usted le pondría algún veto, alguna traba a las pretensiones de cualquier inmigrante para formar parte de la dirección de UGT?

R. Mire, esa pregunta me parece ofensiva. ¡Tal y como usted la plantea resulta ofensiva!

P. Yo no afirmo nada, sólo preguntaba... Y espero que no se me ofenda si le pregunto también si cree, o no, que pudiera haber entre los trabajadores españoles, su central sindical incluso, algún sentimiento xenófobo... Siquiera escondido.

R. Es que... yo no comparto esa visión que usted tiene sobre la sociedad española. Mire... en España coexisten la España de los Traductores de Toledo y la España de los sucesos de El Ejido... Pero el vector resultante se inclina mucho más hacia la integración, la reconciliación con nuestra propia historia. Y si pretende usted insinuar que la UGT es el reflejo de una sociedad que tiene actitudes xenófobas se equivoca. No niego que la xenofobia es un problema latente, pero no creo que sea el diagnóstico que pueda hacerse hoy día y no quiero aparecer como un voluntarista ingenuo sino como alguien que está dispuesto a que no ocurra.

P. Me gustaría saber qué situación le parece a usted más preocupante: la de un inmigrante sin papeles o la de un parado español de larga duración...

R. Es una comparación que usted hace, que se presta, ciertamente, a la demagogia. Pero yo le diría que resulta más preocupante la situación de un trabajador que no puede ni siquiera reivindicar sus derechos porque no existe.

P. El delegado del Gobierno en Murcia dijo que lo arreglaba todo contratando a los 1.600 parados españoles que hay en la agricultura de la zona... Supongo que a ustedes eso les pone en un aprieto, ¿no?

R. Bueno... Para mí está claro que el delegado del Gobierno de Murcia es una persona que debe reconocer lo que ocurre. Porque la existencia de miles de trabajadores ilegales en Murcia no es algo que haya surgido de la noche a la mañana, ¿verdad? El delegado del Gobierno debería de informarse de cuáles son los sistemas de vinculación laboral, por llamarlo de alguna manera, de los trabajadores inmigrantes y las razones por las que están donde están, en lugares como Lorca, en donde se les contrata de forma fraudulenta...

P. No se me escape... Dígame a quién se debe contratar primero, ¿a un sin papeles, a un español en paro?

R. En la UGT lo tenemos muy claro. En los acuerdos que hemos firmado para la agricultura, hacemos una prelación: trabajadores españoles en paro, trabajadores inmigrantes... Y luego, si no se cumple el cupo, pues hay que buscar otras fórmulas. Lo que ocurre es que, lamentablemente, los empresarios van sólo al abaratamiento de los costes laborales, prefieren tener a su disposición un colectivo como hace 70 años cuando los trabajadores esperaban en la plaza del pueblo a que el capataz los contratara por lo que él quisiera ofrecer.

P. Pero, en igualdad de condiciones, ¿quién tiene más derecho a un puesto de trabajo, un español o un inmigrante?

R. ¿Más derechos? ¿En mi opinión? Pues... Lógicamente los derechos deben de ser los mismos para un trabajador... y para otro trabajador... Aunque no podemos ignorar que en España todavía hay muchos trabajadores en paro. En fin... A mí, como sindicalista, lo que más me preocupa es que no haya ninguna situación de explotación. Eso es empezar por lo esencial, tener claro que todos los trabajadores tienen que tener los mismos derechos.

P. ¿Usted cree que es posible, que se debe legalizar a todo el que quiera quedarse?

R. Yo creo que no sólo es deseable, sino perfectamente factible que este Gobierno legalice a todos los sin papeles, a todos los inmigrantes que quieran quedarse. ¡No se resentirían nuestras estructuras económicas, se lo aseguro! Pero es que, además, la situación de los inmigrantes ilegales no sólo es injusta, sino que supone una degradación de las condiciones laborales del conjunto de la sociedad española. Las cifras, hoy por hoy, son perfectamente asumibles, muchísimo más reducidas que las de la media de los países europeos.

P. Pues entonces no se entienden las motivaciones últimas de una Ley de Extranjería tan restrictiva como la que ha puesto en marcha el Gobierno.

R. Yo creo que la intención del Gobierno, con la Ley de Extranjería, es una intención oscura... y equivocada. Oscura porque no se corresponde con el espíritu abierto y de tolerancia que exigen los nuevos tiempos de una realidad sin fronteras, y equivocada porque, a pesar de sus esfuerzos para frenar la inmigración, está consiguiendo el efecto contrario. Lo que va a provocar es justo lo que dicen combatir, que es el protagonismo delincuente de las mafias. Y el precio del billete de la patera subirá cada vez más.

P. Me gustaría saber si usted hubiera hecho algo más contra la Ley de Extranjería que retirar la enmienda a la totalidad, como ha hecho el PSOE...

R. Yo comparto la filosofía básica que impulsó a los socialistas a retirar esa enmienda, porque ellos buscaban un consenso con el Gobierno para mejorar la Ley. Lamentablemente, el Gobierno no respondió a esas expectativas.

LA OPOSICIÓN DE ZAPATERO

P. Por cierto, ¿A usted le gusta la oposición que hace Rodríguez Zapatero?

R. Pienso que lo que tiene que hacer un partido que tiene vocación de Gobierno y que está en la oposición es cargarse de razones. Y, en ese sentido, creo que Zapatero está haciendo una oposición inteligente que le está abriendo espacios... Sin embargo, quiero dejar claro que yo soy de los que piensan que la oposición del PSOE debería ser distinta en otras materias, como en la cuestión fiscal, que es una pieza clave para diferenciar a un partido de derechas de un partido de izquierdas. Y el mensaje del PSOE en materia fiscal es obsoleto, identificado con una filosofía que ha tenido ya experiencias y consecuencias nefastas. Hay que recuperar el sentido último de para qué se pagan los impuestos.

P. Pero las grandes cifras todavía van bien, todavía le permiten al Gobierno una cierta capacidad de maniobra.

R. ¡Las cifras no van bien en absoluto! Las cifras que hablan de la vida real de los españoles no van bien. ¿Se está aprovechando el crecimiento económico para crear más empleo? Y el problema de la precariedad laboral, que el PP no quiere reconocer, es tremendo, es tremendo... Por otra parte, el que la inflación termine en el 4%, el doble de la previsión del Gobierno, no es casual.

P. Parece que ustedes combatieron los Gobiernos de izquierdas del PSOE y no se meten con la derecha...

R. ¡Eso no es verdad! Nosotros nos hemos movilizado contra las políticas de los Gobiernos que han atentado directamente contra los intereses que defendemos. Hicimos una huelga general el 14D, por un problema laboral, contra el plan de empleo juvenil; hicimos una huelga general en 1992 contra el recorte de las prestaciones por desempleo, hicimos una huelga contra la reforma laboral... Con este Gobierno de la derecha, en la anterior legislatura, lo que hemos hecho es zurcir algunos rotos de la reforma laboral de 1994. Y ahora hemos realizado movilizaciones para defender la protección social.

P. Parece que se han acabado los tiempos dulces de las fotos amables, con aquel Arenas, el dialogante...

R. ¡Nosotros, los sindicatos, nunca nos hemos hecho fotos complacientes con nadie! Lo que hemos hecho es firmar acuerdos que han tenido un reflejo gráfico. Con los que hemos conseguido mejoras muy importantes para los trabajadores. Lo que sí que es cierto es que en estos momentos el Gobierno puede estar confundiendo la mayoría absoluta con un crédito social permanente, pero nosotros no le vamos a dar ese crédito si no se lo merece.

P. Me gustaría saber cuál sería el detonante para que los sindicatos, la UGT en este caso, se pensara seriamente eso que se llama 'ir a por todas'...

R. Nosotros no descartamos ninguna acción, en nuestras perspectivas están contempladas todas las hipótesis... ¡Todas! Pero yo creo que el margen de toda acción, digamos, contundente, lo que más debería preocupar al Gobierno es que se creara un clima de crispación permanente, un cambio del clima social. No se trataría de un conflicto con fechas, sino que podría prolongarse durante toda la legislatura. Y le aseguro que ese desencuentro de carácter radical se puede producir si este Gobierno hace lo que hizo el Gobierno de González en 1993, intentando imponer una reforma laboral de carácter unilateral.

P. No se me enfade, pero es que el Gobierno parece dormir tranquilo con unos sindicatos con tan seria crisis de afiliación como la que tienen los sindicatos españoles, ¿no?

R. No voy a negar que nuestras cifras son modestas, pero no reflejan ninguna crisis porque crecemos de forma constante. De todos modos, es verdad que no somos el gigante Goliat. Ni lo éramos antes, en las primeras etapas de la democracia, ni lo somos ahora. Pero tenemos solidez y credibilidad, que es lo que importa entre los trabajadores.

P. Como militante del PSOE, supongo que tendrá una opinión respecto a la posibilidad de que la línea de sus actuales dirigentes acabe acercándose a la tercera vía de Blair...

R. ¡No me gustaría nada! Además, esa política ya la hizo el PSOE en el Gobierno y yo creo que ya hemos sufrido, en otras etapas, una contaminación lamentable de los valores de la derecha. Si ese acercamiento a la línea Blair se repitiera ahora, con los nuevos dirigentes, yo, francamente, creo que se equivocarían gravemente. Y me sentiría muy defraudado.

La tozuda habilidad de un sindicalista sin otras ambiciones

Militante del PSOE y de UGT desde 1970, Cándido Méndez nació en Badajoz hace 48 años y asegura tener sus ambiciones cumplidas. No aspira a ser ni más ni menos que lo que es: un sindicalista convencido. Sin embargo, en el PSOE ha vivido la responsabilidad política, como diputado nacional y en el Parlamento de Andalucía, para optar finalmente por el sindicato. A la Secretaría General de UGT llega en abril de 1995, cuando la crisis desatada por el escándalo de la PSV parecía no tener final. Pero la credibilidad y mesura de su trayectoria lograron superar un trauma que a punto estuvo de acabar con las siglas históricas de la UGT. Tampoco su elección como secretario general de UGT fue un camino de rosas, pero su liderazgo se ha consolidado. Hoy, nadie, ni dentro ni fuera del sindicato, discute la paciencia, la tozuda habilidad con la que ha sabido imponerse. No tiene oposición y, si la tiene, ni chista... Es de los que apuestan por el nuevo PSOE de Zapatero, aunque discrepe más que discretamente de su política económica. Quienes le conocen bien aseguran que el secretario general de los socialistas haría bien en tenerle contento. Porque Méndez es de los que le cantan las verdades a cualquiera... Y si no que se lo digan a Felipe González, que seguro que no se olvida de sus encontronazos con la UGT, de los que Méndez no se arrepiente: 'Es Felipe el que debería de aceptar que cometió muchos errores con la UGT, con los sindicatos', afirma hoy, cuando se le saca a relucir el idilio que los sindicatos mantuvieron con el primer Gobierno del PP... Él piensa que un sindicato debe ejercer el pragmatismo sin complejos, y está convencido de que la derecha acaba siempre saliendo por sus fueros... No le preocupa la posibilidad de una huelga, pero sí el clima de confrontación social que se deriva de cualquier posición de fuerza. Y está convencido de que las próximas negociaciones con la patronal y el Gobierno van a ser la prueba del nueve...

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