De casta y por la familia

José Salazar, al que llaman Taíno, recuerda que 'de chinorri' (de niño) también se buscaba la vida 'limpiando zapatos frente al teatro Calderón'. 'Se los llegué a limpiar a Raphael y a Manolo Escobar', dice. Siempre pensó que algún día sería tan famoso como ellos, no en vano la familia venía de casta flamenca extremeña. El célebre Porrinas de Badajoz era hermano de su padre, que también era cantaor. Fue el padre quien creyó en ellos desde chicos y les puso el nombre. 'Chungo es malo, pero Chunguitos resulta gracioso; mi padre nos lo puso eligiéndolo entre ése y el de Los Peligros...

José Salazar, al que llaman Taíno, recuerda que 'de chinorri' (de niño) también se buscaba la vida 'limpiando zapatos frente al teatro Calderón'. 'Se los llegué a limpiar a Raphael y a Manolo Escobar', dice. Siempre pensó que algún día sería tan famoso como ellos, no en vano la familia venía de casta flamenca extremeña. El célebre Porrinas de Badajoz era hermano de su padre, que también era cantaor. Fue el padre quien creyó en ellos desde chicos y les puso el nombre. 'Chungo es malo, pero Chunguitos resulta gracioso; mi padre nos lo puso eligiéndolo entre ése y el de Los Peligrosos'.

En la primera chabola donde vivieron en Madrid, cerca del vallecano Puente de los Tres Ojos, terminó de cuajar una tradición que ya venía de lejos. 'Sacábamos las sillas a la calle y siempre había juerga'. Toñi y Encarna, las superfamosas Azúcar Moreno, son hermanas de Juan y José. También Ramón, El Portugués o El Paquete, de la Barbería del Sur, son familia directa.

Y de la propia madera de Los Chunguitos están saliendo buenas astillas. 'Mi hija canta a sus 16 años', dice Manuel, 'se llama Tamara, pero yo le llamo Tammi. Está en Atlántida, un proyecto reciente del productor Julián Ruiz'.

José tiene la parejita: 'La mayor canta por Mariah Carey que te mueres, nada de rumbitas, y el niño va a ser un monstruo del fútbol, está en los infantiles del aleti'. Juan, el mayor, ya tiene a su hija cantando en el grupo Alazán.

A Los Chunguitos aún les queda vida por delante, pero ven esperanzados el futuro de los que vienen detrás de ellos. Por eso quieren que ninguno de sus hijos tenga que cantar 'subido a un tractor, iluminado sólo por una bombilla, como hemos llegado a tocar nosotros'.