Homenaje a las misiones de paz sin alusiones al 'síndrome de los Balcanes'

Ni el Rey ni el ministro de Defensa, Federico Trillo-Figueroa, aludieron ayer al denominado síndrome de los Balcanes, la proliferación de casos de leucemia entre los militares de la OTAN que han estado destinados en la antigua Yugoslavia, pero ambos subrayaron la importancia de las misiones en las que participan en operaciones humanitarias y de paz en el extranjero. En presencia del presidente del Gobierno, del ministro del Interior y de una nutrida representación de mandos militares, don Juan Carlos destacó que los miembros de las Fuerzas Armadas se han ganado el 'respeto y cariño de l...

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Ni el Rey ni el ministro de Defensa, Federico Trillo-Figueroa, aludieron ayer al denominado síndrome de los Balcanes, la proliferación de casos de leucemia entre los militares de la OTAN que han estado destinados en la antigua Yugoslavia, pero ambos subrayaron la importancia de las misiones en las que participan en operaciones humanitarias y de paz en el extranjero. En presencia del presidente del Gobierno, del ministro del Interior y de una nutrida representación de mandos militares, don Juan Carlos destacó que los miembros de las Fuerzas Armadas se han ganado el 'respeto y cariño de la sociedad española' poe su 'eficacia' en el desempeño de estas tareas.

Federico Trillo-Figueroa subrayó, por su parte, la 'favorable acogida' popular a misiones como las que las tropas españolas desarrollan en los Balcanes, 'que se están convirtiendo en un elemento central de la actividad militar'. El ministro reconoció que la conciencia de defensa de los españoles 'parte de niveles más bajos que en los países de nuestro entorno' y que este problema no puede soslayarse por el hecho de que las Fuerzas Armadas vayan a profesionalizarse.

'Sin apoyo público', enfatizó, ' no puede construirse ninguna defensa', pues la profesionalización de las Fuerzas Armadas no puede entenderse como la actitud de una sociedad que se inhibe de su defensa y 'la deja en manos de un reducido número de profesionales de las armas'.

La propia sustitución de soldados de reclutamiento forzoso por voluntarios está resultando, reconoció, 'una operación costosa y difícil', cuyo balance, a pesar de todo, calificó de 'positivo'. Con la supresión del servicio militar obligatorio, a finales de este año, no se acaba la profesionalización, advirtió, pues ésta requiere que se cumplan los objetivos no sólo 'numéricos', sino también de preparación y capacidad de la tropa profesional.

'Ciertamente, pedimos mucho a nuestros profesionales de tropa y marinería', afirmó, pero en contrapartida también hay que ofrecerles mucho para que se alisten y se queden en el Ejército.

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